44

131 22 11
                                    

Mayte Pov

Me abraza tan fuerte que siento miedo. No quiero preguntar porque me da pavor la respuesta. Sé, que no tiene que ver conmigo, sé, con certeza, que Fernanda me ama.

Dejo que descanse en mis brazos y la sostengo por todo el tiempo que ella necesite, yo estoy bien ahora que ella está en nuestra casa.

- Amor, ¿qué pasa? - la preocupación le gana a mi miedo.

- Nada mi patroncita, solo estoy muy cansada.

- Estaba preocupada mi amor, no me respondías el teléfono y es muy tarde para ti.

- Si sé, pensé que se podía preocupar pero no pasó nada oiga, está todo bien ¡¿Béseme quiere?! Mire que me estoy muriendo de ganas de besarla.

La beso, llevo mis manos al contorno de su cara. La beso suave, con amor. Pero su pasión me hace despertar este deseo que tengo de estar siempre con ella.

Toma mi ropa y con sus manos empuñadas jala mi cuerpo a ella, fuerte, desesperada y me recuerda a la Fernanda de antes, donde nos amábamos a escondidas. Pienso que son las horas que hemos pasado sin contacto alguno, me ocupa la mente pensar que no la siento bien pero, no quiero presionarla a que me cuente.

Sigue besándome pero mi cabeza está en esta llegada tarde, en qué le estará pasando.

Nos amamos, como siempre pero hay algo, algo diferente en su forma, en como se mueve su cuerpo, como me mira al amarme. No la siento libre. Se acurruca en mis brazos, aferrada a mi cuerpo, pasa sus dedos sobre mi pecho descubierto, siento su respiración entrecortada en mi cuerpo.

- ¿Qué pasa mi amor? - Le preguntó con la mayor sutileza posible.

Suspira con angustia antes de hablar - me gusta tanto ustéd, me gusta tanto todo lo que viene en este cuerpo ¿sabe? - respira profundo - yo me moriría el día que ustéd no esté más a mi lado, sabe.

- ¡Oye! ¡Yo no tengo intención de irme! - la abrazo fuerte, se hace pequeña entre mis brazos - tu sabes eso ¡Tenemos tantos planes mi amor! Y haremos todo, te lo prometo.

- ¿Me lo jura?- descubre su carita de entre mis brazos para mirarme.

- ¡Obvio que sí! Maria Fernanda te amo, ¡Te amo!

En ese instante la angustia de sus ojos se esfuma y vuelve a mi cuerpo, vuelve para hacerme el amor como nunca antes. Es ella, solo ella haciendo de mi cuerpo todas sus fantasías, yo accedo y tenemos una noche que llega dando golpes a la madrugada.

Esta amaneciendo, yo abrazada a su cintura con su cuerpo sudado de amor pegado al mío, es más de lo que pude soñar.

- ¿Cásate conmigo? - le digo.

- ¡Sí! - responde sin pensarlo.

- No me levantes temprano hoy por favor, quiero quedarme así contigo más ratito.

- Bueno mi amor...¡La amo!- me susurra y llamo al descansó para que nos venga a acurrucar en este sueño constante de estar a su lado.

Me despierto sin ella a mi lado y desconozco todo el lugar por un instante, hasta que la veo entrar en toalla. No me muevo, me quedo observando su rutina y pienso en todas las veces que imaginé estar aquí, siendo parte de su día, cada día de su vida. Sonrío y muerdo mi labio de verla vestirse sin advertir mi mirada.

- ¡Oye, te amo! - Le digo y se lanza a la cama, me come a besos.

- ¡¿Yo la amo más, sabe?! - me besa.

Se levanta de un salto y se despide, antes de salir de la habitación mira hacia atrás y me mira profundamente.

- Ustéd es un sueño pa mí - me hace esa declaración y se va.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora