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Mayte Pov

Salgo de la habitación por el ruido fuerte de muchas personas que están hablando al mismo tiempo y sé que me he quedado dormida una vez más, y ¡cómo no! Si nos quedamos hasta muy tarde conversando con Ale. Su compañía me hace sentir bien, me olvido un rato de todo lo que está pasando con Fernanda y su distancia. A veces no sé si escapa de mí o de ella, de nosotras y de lo que se construye cuando estamos cerca.

Me acercó al pasillo y veo que está Hector arreglando el piso del comedor. Hoy es Viernes y creo que están preparando todo para una celebración con los trabajadores del campo.

- ¿Cómo durmió la patroncita? - me pregunta Hector.

- Bien ¿y tú? - Preguntó por cortesía.

- Bien bien señorita, estamos arreglando todo oiga para celebrar a la patrona. Hoy se cumple un año de su muerte, y siempre nos dijo que teníamos que celebrarlo- me comenta y recuerdo que así es. De pronto entra ella.

- Buenas tardes - me dice sarcástica debido a la hora en que estoy en pie.

- Buenos días Fernanda - respondo y me acercó a la mesa para prepararme un café pero María me interrumpe. Siento su mirada tan intensa sobre mí que no puedo devolverla.

- No se preocupe oiga, yo le preparó ¿Su amiga también quiere comer? - me pregunta. Sacó un trozo de tostada y me lo trago.

- Si, debe esta muerta de hambre - respondo y escuchó la voz de Ale.

- Usted también patroncita, siéntese a comer oiga - me dice María. Me siento.

- ¡May! - grita - ¡pásame una toalla por fa!

Miro a Fernanda que me fulmina con la mirada, no hago nada más que bajar la vista y correr a la habitación. Entró y
le paso la toalla a Ale que está desnuda y se envuelve en ella. Siento la puerta chocar en mi espalda y es Fernanda
que entra sin pedir permiso.Se queda viendo a Ale entrando al baño.

-No pierde el tiempo usted - me dice volteando su cuerpo hacia mí.

- ¿De qué hablas? - Preguntó con la vista perdida en ella. Mi mente se va volando a través de sus ojos.

- Ching.. que le cuesta oiga - me habla cruzada de brazos.

- Es que de verdad no entiendo lo que me dices, yo quiero comer. Estoy muerta de hambre - le digo y salgo de la habitación. Me detiene.

- Fernanda me mareas, no te entiendo. Te... - Nos interrumpe María que viene con una bandeja para Ale. Entra y la deja sobre la cama. Un silencio incomodó se apodera del lugar y me hace salir de la habitación.

Caminó por el pasillo, no entendiendo nada de su actuar. No sé si le molesta que esté con Ale porque tengo pareja, por lo que pasó en la ciudad o porque simplemente le invade mi presencia. Llegó a la mesa y me siento a tomar desayuno en una esquina para no entorpecer los preparativos. Ella viene detrás de mí y se sienta al frente.

Nos miramos y Hector acomoda una silla junto a ella. La abraza y ella pasa su mano por debajo de su brazo para tomarle la mano y enredar sus dedos a los de él. Me comen los celos, pensar en su boca y sus manos en mi cuerpo. Nunca fui una mujer celosa, nunca sentí inseguridad o temor de una mujer. Siempre era yo, primero lo que quería y luego lo que sentía. Eso me permitió alejarme de cualquier mujer que pudiera interferir en mis planes. Pero Fernanda ella me rompe y me vuelve a unir a su antojo.

Se me quita el hambre de ver cómo hablan entre ellos y como Fernanda se ríe de cada cosa que él habla. Por suerte Ale aparece y se sienta a mi lado, deja su bandeja sobre la mesa y apoya su cabeza en mi hombro.

Sabor A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora