Capítulo 18: Reflexiones nocturnas

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La noche estaba en su punto más oscuro cuando me encontraba dando vueltas en la cama de la habitación que compartía con Thomas, incapaz de conciliar el sueño. Las palabras de Sophie resonaban en mi cabeza, esas preguntas incisivas sobre mis intenciones con Emma. Me revolví en la cama, mirando al techo, sintiendo el peso de mis pensamientos. Nunca había sentido algo tan intenso y confuso como lo que sentía por ella. El amor era un territorio desconocido para mí, un territorio que me asustaba más que cualquier pelea en la que hubiera estado.


Me levanté en silencio, asegurándome de no despertar a nadie mientras salía de la habitación. Necesitaba aire, necesitaba pensar. Caminé hacia el porche de la casa de verano, el aire fresco de la madrugada me golpeó con una mezcla de alivio y desasosiego. Encendí un cigarrillo, mi mente en un torbellino de emociones. Me apoyé en la barandilla, mirando la oscuridad que se extendía más allá, tratando de encontrar respuestas en el vacío.


No me di cuenta de cuánto tiempo pasó hasta que oí pasos suaves detrás de mí. Giré la cabeza y vi a Thomas acercarse, con una expresión seria en su rostro. Él siempre había sido mi amigo más cercano desde el instituto, alguien que me conocía mejor que nadie. Me saludó con un movimiento de cabeza y se apoyó en la barandilla junto a mí. Ambos nos quedamos en silencio por un momento, mirando la noche.


—No puedes dormir, ¿eh?—, dijo, su voz baja y calmada. —Me imaginaba que estarías aquí fuera.Asentí, inhalando profundamente antes de soltar el humo lentamente.


—No dejo de pensar en lo que dijo Sophie—, admití, sin apartar la mirada del horizonte.

Thomas permaneció en silencio por un momento, su presencia reconfortante a pesar de la tensión que sentía en el aire. Finalmente, habló, su tono más serio de lo habitual.


—Mira, Ian. Sé que Emma significa algo para ti. Pero ella no es como las demás chicas con las que has estado. Ella es especial, y no quiero que la lastimes.—. Sus palabras eran directas, sin rodeos, como siempre.


Sentí un nudo en el estómago ante su advertencia. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil.


—Lo sé, Thomas. Emma es diferente. Me asusta lo mucho que me importa... pero también me hace sentir... bien. Nunca había sentido algo así por nadie.—Confesé, sintiendo que el peso de mis sentimientos se hacía más palpable con cada palabra.

Thomas me miró con una mezcla de preocupación y simpatía. —Te está cambiando, y eso es bueno, Ian. Has estado más feliz, más conectado con todos nosotros. Pero también tienes que tener cuidado. Las peleas ilegales... eso puede arrastrarla a ella también. Tienes que pensar en lo que eso significa.

Me mordí el labio, sabiendo que tenía razón. —Lo sé, pero no puedo dejarlo. No es tan simple. Sabes que mi padre y el padre de Xander me obligan a pelear. Es la única manera de mantener a Kate fuera de todo esto.

Thomas suspiró, comprensivo pero frustrado. —Lo entiendo, pero tienes que encontrar una manera de salir de eso. No puedes seguir viviendo así, y no puedes arrastrar a Emma a ese mundo.

Me quedé en silencio, reflexionando sobre sus palabras. Sabía que tenía razón, pero no veía una salida fácil. —Haré lo que pueda, Thomas. No quiero que Emma sufra por mi culpa. Intentaré protegerla de todo esto, pero necesito tiempo.

Entre Sombras y Susurros de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora