Capítulo 20:Consecuencias Inesperadas

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IAN MILLER

Xander me fulminaba con la mirada mientras sus palabras se clavaban en mí como cuchillos afilados. El grito resonaba en mis oídos, acusándome de locura por ausentarme un fin de semana entero, dejando el club de peleas ilegales sin supervisión. Sentía su odio palpablemente, como una nube negra que amenazaba con engullirme por completo.

Desvié la mirada hacia atrás por un momento, donde vi a Emma con Katie, observándonos con preocupación. La idea de que Katie pudiera verse involucrada en todo este lío me golpeó como un puñetazo en el estómago.

—¡No puedes simplemente desaparecer así, Ian! ¡El club no puede permitirse tener su mejor luchador ausente! —gritó Xander, sus ojos brillando con furia contenida.

Traté de mantener la calma, sabiendo que cualquier reacción impulsiva solo empeoraría las cosas. —Lo siento, Xander. Fue un error irme sin previo aviso, pero tuve asuntos urgentes que atender —respondí, tratando de justificar mi ausencia.

—¡No me importan tus excusas! ¡Lo que importa son las consecuencias de tus acciones! —replicó Xander, su voz llena de desdén.

Me mordí el labio con frustración, luchando contra el impulso de responder con igual dureza. —Entiendo las consecuencias, Xander. Haré lo que sea necesario para remediar mi error —prometí, tratando de calmar la situación.

Xander me lanzó una mirada escéptica, como si no creyera ni una palabra de lo que decía. —Espero que así sea, Ian. Porque si no, habrá consecuencias mucho más graves para ti y para tu familia —advirtió, su tono lleno de amenaza.

Tragué saliva nerviosamente, sintiendo el peso de sus palabras sobre mis hombros. Sabía que no podía permitir que mi error afectara a los que más me importaban. Respiré hondo, prometiéndome a mí mismo que encontraría una solución, sin importar el costo.

—Lo entenderás pronto, Xander. No volverá a ocurrir —aseguré, con determinación en mi voz.

Xander me miró fijamente por un momento más, evaluándome con atención. Finalmente, asintió con la cabeza, como si aceptara mis palabras por el momento. —Espero que así sea, Ian. Porque no puedo permitirme más errores de tu parte, no eres solo tú el que sale perjudicado. El mundo no gira a tu alrededor, ¿ sabes? —dijo, antes de darse la vuelta y marcharse, dejándome solo con mis pensamientos tumultuosos.

Me apoyé contra la pared, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. Sabía que tenía que hacer las cosas bien esta vez, por el bien de todos los involucrados. Con determinación renovada, me preparé para enfrentar las consecuencias de mis acciones y encontrar una solución que protegiera a mi familia y a los que más me importaban.

Antes de irse, Xander se volvió a girar por no haber quedado satisfecho y continuó su diatriba, advirtiéndome sobre las consecuencias de mi ausencia. Me recordó fríamente que tendría que pelear el próximo fin de semana sin ganar dinero, y que eso solo sería el comienzo de mis problemas. Sentí una ira creciente ardiendo dentro de mí, pero me contuve, consciente de las posibles repercusiones.

—¿Y cómo esperas que pague las deudas así? ¿O que compre siquiera para comer? —le espeté, mi voz temblando con furia contenida.

Xander me miró con desprecio, instándome a enfrentar las consecuencias de mis acciones. Antes de marcharse, me lanzó una última advertencia: mi padre estaba al tanto de todo lo sucedido y no estaría contento. El sarcasmo en su voz me hizo apretar los puños con impotencia.—Por cierto te espera en casa—Dijo con esa sonrisa irónica característica de Xander.

A lo lejos, escuché la voz de Emma suplicando que no le hiciera daño a Xander. Su intervención me recordó la necesidad de mantener la calma, no solo por mi propio bien, sino también por el de Katie.

—¿Emma? —llamé, dirigiéndome hacia ella y Katie—.Sé que tenemos una conversación pendiente, pero me ha surgido algo urgente ¿Podría quedarse Katie contigo esta noche? Surgió un problema con la empresa y... preferiría no tenerla en casa.

Emma asintió comprensivamente y me recordó que si necesitaba hablar con alguien ella estaría ahí para apoyarme. Y vi la emoción brillar en los ojos de Katie. Le di un beso cariñoso en la cabeza a cada una, agradecido por su comprensión y apoyo. Mientras me alejaba hacia mi casa, sentí el peso de las consecuencias sobre mis hombros, preguntándome cómo podría superar este nuevo obstáculo en mi camino.

Sentí un nudo retorciéndose en mi estómago mientras me acercaba a casa. La tensión en el aire era tan densa que casi podía cortarla con un cuchillo. Con cada paso que daba, el peso del destino parecía caer sobre mis hombros, presagiando una confrontación inevitable.

Al abrir la puerta, me encontré con una escena que me dejó sin aliento. Mi padre estaba allí, flanqueado por unos tipos que no reconocía de inmediato. Entre ellos, destacaba la figura imponente del señor Willson, el padre de Xander. Tragué saliva nerviosamente, sintiendo el corazón martillándome en el pecho mientras me preparaba para lo peor.

—Has cruzado la línea, Ian—, gruñó mi padre con una mirada que irradiaba decepción y rabia. Antes de que pudiera reaccionar, su puño se estrelló contra mi mandíbula con un golpe que me dejó aturdido y dolorido, tirado en el suelo.

El padre de Xander intervino rápidamente, deteniendo a mi padre antes de que pudiera infligir más daño. Me incorporé con dificultad, saboreando el sabor metálico de la sangre en mi boca mientras intentaba recobrar el aliento.

Con una expresión seria y severa, el padre de Xander se acercó a mí. —Esto no es un juego, Ian—, dijo con firmeza. —Debes asumir las consecuencias de tus acciones. Tengo un trabajo para ti y así después de esto espero que nos vayamos entendiendo mejor—.

Asentí, sintiendo el peso de sus palabras aplastándome. El padre de Xander presentó a dos hombres musculosos que serían mis compañeros en la tarea que me esperaba. Tragué saliva nerviosamente, temiendo lo que vendría a continuación.

—Deberás conducir el coche y entregar las armas en esta dirección—, dijo el señor Willson, con su tono grave y autoritario. —Espero que no me decepciones—.

Las advertencias resonaron en mis oídos mientras me advertían sobre las repercusiones de cometer el más mínimo error, recordándome que Katie sería quien pagaría el precio. Me limpié la sangre de mi labio, sintiendo una mezcla de miedo y determinación ardiendo en mi interior.

Con un nudo en la garganta, me preparé para lo que vendría a continuación. Sabía que estaba a punto de adentrarme en un mundo oscuro del que no sabía si podría salir ileso. Pero por el bien de mi hermana, estaba dispuesto a arriesgarlo todo.

Entre Sombras y Susurros de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora