Regresó

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Adelaida

«Se olvidaría de mí, se casaría con otra como lo acabo de hacer». Ese era mi pensamiento mientras entraba agarrada de la mano de Noah, ahora mi esposo.

Después de un maldito año encerrada sin ver la luz del sol, si no fuera por una pequeña ventana, un año que me mantuvo como una prisionera, hasta hace un mes que me dejó salir para pedirme que me casara con él.

—"Esposa mía".— Habla Noah, acercando sus labios a los míos. Me besó, sus besos me daban asco.

—"Cumplí mi parte del trato, es hora de que cumpla la tuya". — Acepté casarme con él con la condición de que tenía que volver a ser la reina de Italia.

—"Sé muy bien el trato, tu avión te está esperando en el aeropuerto".— dice.

No perdí más tiempo y empecé a caminar hacia la puerta pero él me detuvo.

—"Sabe mi condición, te quiero lejos de Ricky o en el momento que ponga sus manos sobre ti una bala irá directo a su frente".

—"Entendí todo, jamás volveré a acercarme a él". — Hablé mientras me salía de su agarre.

—"Iré dentro de 3 días a Italia, cuando tenga todo normal de nuevo".— lo escuché decir en mi espalda mientras caminaba hacia la salida.

Alrededor de 10 hombres me escoltaron hasta el aeropuerto, no me gustaba estar rodeada de tanta gente, que no fueran mis dos hombres de confianza. Pero el patético de Noah no quería que desde que saliera de su casa corriera hacía los brazos de Ricky.

Cuando me subí al avión casi grité cuando vi que Lucas estaba sentado. —"No te pensaba ir sin mí, ¿verdad?" —dice sonriendo.

Me tiré en sus brazos. Tenía un jodido año sin verlo, mientras estaba encerrada en una habitación. —"Me alegro de que esté vivo".— dije contra su pecho.

—"También me alegro".— dice sonriendo.

—"¿Qué pasó contigo este año?" — pregunto apartándome de él.

—"Tu esposo me puso a trabajar para él".— contesta.

Lo miro de arriba abajo. —"No me traicionará".

—"Sabe que mi confianza hacia usted es por toda la vida".— contesta. Sabía que decía la verdad y eso me tranquilizaba, no quería perder otra persona importante de mi vida.

Cuando el piloto aterrizó en Italia, varios hombres ya estaban esperándome. Supe de una vez que fue Noah quien lo envió. Joder, en mi propio país me sentía como una estúpida prisionera.

«Estoy en Italia, soy la reina de Italia, no puedo permitir esto»

Lo miré. —"Me voy con Lucas y ustedes regresan a España, no necesito perros falderos detrás de mí".

—"Sabe muy bien que no podemos hacer eso".—Contesta uno de ellos.

Su repuesta me enfureció, tomó la pistola del pantalón de Lucas; la mía, Noah, la rompió cuando la vio; sabía que le pertenecía a Alex.

—"Dije que se van a España, es una orden".—hablé mientras levantaba la pistola.

—"Recibimos orden del jefe, no de ti".—contesta uno.

Lo miré y antes de que pudiera decir otras palabras le pegué un puto tiro entre la frente.

Todos miraron mi acto sin hacer nada, no podían lastimar a la esposa de su jefe.—"Regresan ahora o lo regreso con un tiro entre la frente". — Levanté mi pistola apuntándolo.

—"Bien, pero el jefe no estará muy contento"

—"De mi esposo me encargó yo".— contestó bajando la pistola.

Cuando miré que todos se fueron, me giré hacia Lucas.

Le entre la pistola.—"Consígueme un arma rápido, no me gusta estar sin una".

—"Quédate con ella, conseguiré otra".— contesta.

Guardé la pistola en mi bolso. — "Vamos, necesito que me lleves a la casa de seguridad"

Guerra de Amor {2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora