Cómplice

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Adelaida

Mateo me sacó casi corriendo de la casa, me subió a un carro y empezó a conducir.

—"¿Qué pasa, Mateo?" —preguntó por su actitud tan rara.

—"Alguien quiere hablar con usted de negocios".

—"Podemos esperar hasta mañana, vamos, regresemos".

—"No, esta persona la solicito ahora".

—"¿Quién en esa persona?"

—"Es muy importante".

Cuando Mateo se parqueó, miré que estábamos parados frente a un hotel, uno muy caro.

—"El hombre la está esperando en la habitación presidencial, vaya subiendo, déjame parquear el carro y subiré".

Empecé a caminar, la actitud de Mateo no me gustaba, pero si me dejó subir primero era porque confiaba en esa persona.

Cuando llegué a la habitación, toqué la puerta pero no hubo respuesta, agarré la cerradura y la giré. Entre a la habitación estaba llena de vela en el piso. Cerca de ella habían pétalo de rosa.

Me giré para irme a confirmar si esta era o no la habitación. Pero una figura cerró la puerta, y cuando se giró, me topé con esos ojos azules.

—"Ricky".—-Dije desconsectada.

Él se acercó a mí y colocó una mano en mi cintura, atrayéndome hacia él.

—"¿Qué haces aquí?" —preguntó.

—¿Tú qué crees, hermosa?".

Joder, ese Mateo me mintió y me trajo hacia Ricky.

—"No sabía que tú y Mateo eran tan amigos como para mentirme".

—"Solo te mintió por tu bien".

—"Pues por eso es hombre despedido".— dije intentando salí de su agarre pero él apretó más fuerte. —"Suéltame". — Pero no lo hizo, al contrario, inclinó su cabeza hacia mi oído.

—"No me pida algo que no puedo hacer".

Guerra de Amor {2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora