Guerra de Amor {2}

Sin recuerdo

Ricky

La mañana siguiente me desperté con un dolor de cabeza insoportable. Giré mi cuerpo y me senté de golpe cuando vi a Zoe acostada a mi lado.

«No, no, esto no puede ser verdad». Subí la sábana con miedo a descubrir lo que temía. Cuando se levantó, efectivamente estaba completamente desnudo. Miré a Zoe y ella también estaba desnuda.

Miré alrededor de la habitación y la ropa mía estaba tirada a igual que la de Zoe. Intente recodar, pero nada me llegaba a la mente. Era como si no me acordara de qué pasó luego de que le dije que se quedara a dormir.

Me pare de la cama en busca de mi ropa, Zoe se sentó en la cama. La miré.—"Tú, nosotros hicimos algo a noche".— preguntó.

—"Claro que sí, no te acuerda". — Contesta.

—"Solo me acuerdo de decirte que te quedara a dormir, ¿qué pasó después?".

—"Me acompañaste hasta la habitación y desde que entramos me chocaste de la pared, te dije si estaba seguro y responde que esta vez sí, luego eso llevó a lo otro".

Me pasé una mano por la cabeza intentando recordar, pero nada. Solo me llegaba un jodido pensamiento: «La engañé».

Miré a Zoe. —"Perdón, pero no recuerdo nada, no lo tome a mal, no quiero ser un estúpido".—No quería que después de haber estado con ella se sintiera mal por actuar como si nada hubiera pasado.

—"No te preocupes, Ricky, le echamos la culpa al alcohol. Nada cambiará".

Luego de que Zoe se fuera, me di una ducha de agua fría para ver si ayudaba a recordar lo que había pasado.

Cuando me cambié, fui a la sala donde estaban los vasos arriba de la mesa, los tomé y los llevé a la cocina.

El dolor de cabeza era fuerte, me tomé un medicamento que tenía para eso. Me tiré en el mueble.«Quizá dormí, me ayudé un poco».

Cerré mis ojos y me quedé dormido. — No sé cuánto tiempo pasé dormido hasta que los golpes de la puerta me despertaron. Luego escuché una voz.

—"Sé que está ahí Ricky y no me iré de aquí sin hablar". —Adelaida estaba gritando mientras golpeaba la puerta a punto de derribarla.

Caminé hacia la puerta y la abrí. Ella tenía el puño listo para golpear de nuevo.—"¿Qué haces aquí?" — pregunté.

—"Tenemos que hablar".