Los objetos susurrantes advirtieron a Sydonie de la nueva presencia. Dejó la caja de postales antiguas y observó la figura espectral deslizarse entre las estanterías. Las almas callaron, reconociendo a su cazador. Sydonie sonrió, levantándose.
—Así que me has elegido, Señor de las Sombras.
—¿Acaso había otra opción? —respondió él, su calma intacta—. Afirmaste que no entregarías las almas que necesito.
Ante su tono gruñón, Sydonie frunció el ceño.
—Nunca dije eso. Las almas solo partirán cuando estén listas, algo que sucede al cumplir sus últimos deseos. Aunque no lo entiendas ahora, siguen siendo personas, atrapadas entre el miedo y el dolor. Necesitan consuelo y paciencia.
Él no contestó, pero las sombras vibraron a su alrededor. Sydonie se cuestionó si realmente estaba dispuesto a cooperar y qué lo había hecho cambiar de opinión, pero optó por no indagar. Decidió confiar en él y esforzarse por las almas.
—Si te muestras más humano, las almas hablarán contigo, confiarán en tí y te dejarán ayudarlas. Así fue cómo ayudé a Eleanor. Fui gentil y amable.
—¿Y quieres que ayudemos a todas las almas que escondes aquí?
—En primer lugar, nadie está escondiendo nada —dijo, cruzando los brazos sobre su pecho—. Y en segundo lugar, claro que quiero ayudarlas a todas. ¿O acaso no están en tu lista?
Sydonie estaba preocupada. Quería ayudar a todas las almas, y sería más fácil si solo tratara con un recolector.
—Todas las almas de esta tienda me fueron asignadas.
—Entonces ¿cuál es el problema?
—Podría llevarnos mucho tiempo.
Sydonie frunció el ceño y se posicionó frente a él sin miedo.
—No sabía que el tiempo te preocupara, siendo inmortal y todo.
—Tengo otras almas por recolectar.
—Entonces, organiza tu tiempo para priorizar esta misión.
—¿Siempre tienes algo que replicar?
—Siempre. Te acostumbrarás —replicó Sydonie con una sonrisa—. Si estamos de acuerdo, hagamos un trato. Trabajaremos juntos hasta liberar a todas las almas de la tienda. Y, mientras tanto, te enseñaré a ser más humano. ¿De acuerdo?
En el fondo de su mente, una voz, quizás su conciencia, susurró lo temerario y peligroso que era pactar con la muerte. Probablemente, su familia también lo vería así. Cualquier persona en su sano juicio habría evitado involucrarse con algo cuya sola mención los incomodaba y asustaba. Sin embargo, Sydonie había aceptado hacía tiempo su peculiaridad; la normalidad le resultaba tediosa, ser impulsiva y diferente le daba vida.
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Manual contra amores inmortales [TERMINADA]
Romance¿Quién dijo que el amor y la muerte no pueden ser divertidos? Bienvenidos a la tienda de antigüedades de Sydonie Acheron, un lugar mágico donde los objetos esconden un alma... o dos. Allí, su vida dará un giro inesperado cuando Ronan, un gruñón grim...