Capítulo 37

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Sydonie Acheron, siempre impulsiva e impaciente, trataba de no arrancarse el cabello mientras limpiaba el polvo de los estantes

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Sydonie Acheron, siempre impulsiva e impaciente, trataba de no arrancarse el cabello mientras limpiaba el polvo de los estantes. La tienda había estado cerrada desde su partida y había acumulado una capa de polvo casi imperceptible. En otro momento, lo habría dejado pasar, pero su estado de preocupación la obligaba a mantenerse ocupada para no empezar a gritar. Ya se había comido las uñas de manera distraída.

Su preocupación giraba en torno a dos hombres: Harry y Ronan.

No había vuelto a ver a Harry desde que se desvinculó del xilófono aquella noche. Preocupada, se había negado a marcharse de Londres sin él, pero Ronan le había prometido buscarlo, con la condición de que ella regresara a Whitby, donde estaría segura.

Así, habían regresado a Whitby a la mañana siguiente. Ella no había tenido oportunidad de despedirse de Iris y Brodie, pero les había prometido que regresaría en menos de tres semanas para la boda. Había alegado una emergencia en Whitby, y ellos le habían creído, lo que fue un alivio. Así, Sydonie había vuelto a casa.

Ronan la había dejado allí, junto a Lumus, asegurando que iría en busca del alma fugitiva de Harry. Desde entonces, no lo había visto. Dos días habían transcurrido, y eso alimentaba el enredo de nerviosismo en su mente.

No podía dejar de preguntarse si algo les había sucedido. ¿Y si el cazador de almas había encontrado a Harry? ¿Y si Harry realmente había muerto? ¿Y si Ronan estaba enfrentando a ese peligroso cazador? ¿Y si le hacían daño? ¿Y si ninguno de los dos regresaba?

Ella volvería a quedarse sola.

No, no se quedaría sola. Su vida simplemente volvería a la normalidad.

Suspiró mientras Lumus maullaba desde el mostrador, donde se sentaba con elegancia, como si quisiera asegurarle que no estaba sola. Lumus también había regresado con ellos desde Londres y se había adaptado rápidamente a la casa y a la tienda de antigüedades. Además, había notado que el felino parecía capaz de cambiar su forma parcialmente. Cuando Ronan lo había traído, Lumus había lucido más alto y grande, con el pelaje más largo y las orejas estiradas y puntiagudas, los ojos intensos y el pelaje luminoso bajo la luna, claramente como un gato demonio mágico. Sin embargo, al parecer, podía hacerse pasar por un gato doméstico.

—Gracias por hacerme compañía —murmuró Sydonie.

Cerca del atardecer, tras terminar de limpiar y organizar la tienda, saludó a Iain y Elara, quienes regresaban de su paseo diario por el parque.

—Es una alegría verte de regreso —dijo Iain, con una sonrisa cálida—. ¿Tu amigo taciturno no vino contigo?

La mención de Ronan agitó el estómago de Sydonie.

—Está buscando algo importante para mí.

Iain, percibiendo algo en su expresión, le ofreció una sonrisa alentadora.

Manual contra amores inmortales [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora