Sydonie estaba preocupada por Ronan.
Caminaba de un lado a otro frente a la piscina, en una habitación iluminada únicamente por la luz lunar, mientras reflexionaba sobre el torbellino de emociones que la embargaba. Se preguntaba cuándo había sido la última vez que se había sentido así con alguien. ¿Acaso había experimentado esto antes? ¿Cómo comparaba sus sentimientos por sus ex con lo que sentía ahora por Ronan? Él no estaba saliendo con ella, ¿o sí? ¿Era posible tener una relación con un grim reaper? Definitivamente no.
Sydonie sabía que su relación debía ser casual. Sin embargo, al pensar en algo casual con Ronan, se sentía mal, como si cometiera un error. Nunca había conocido a nadie como él; ningún hombre había sido tan amable y sincero.
Y, además, se sentía dividida. Su mente le decía que no debía encariñarse demasiado con Ronan y que debía mantener la relación casual por lo que él representaba. Pero su corazón no estaba de acuerdo; quería que Ronan fuera una constante en su vida, algo de ella, y a quien también pudiera pertenecer. No quería pensar en la posibilidad de tener que dejarlo ir algún día. Su corazón parecía dispuesto a luchar contra cualquier obstáculo para tenerlo a su lado. Sydonie deseaba seguir enseñándole sobre la vida, compartir nuevas experiencias, desafiarlo con su impaciencia, y quería que él fuera siempre directo y honesto, y que nunca dejara de decirle cosas ridículamente románticas.
Solo un gruñido y empezó a despeinarse el cabello en una rabieta repentina contra sí misma. ¿Qué estaba haciendo? ¡Estaba cayendo irremediable y profundamente por Ronan!
En medio de otra rabieta silenciosa, el aire cambió y supo que ya no estaba sola. Miró sobre su hombro y su corazón se aceleró al ver la figura oscura de Ronan al final de la piscina.
—¡Ronan! —exclamó corriendo hacia él para abrazarlo—. ¿Estás bien?
—Sí —respondió él, y solo entonces ella sintió que podía respirar de nuevo—. Tengo la flor.
Sydonie presionó su mejilla con más fuerza contra su pecho, aliviada de que hubiera regresado a salvo.
—Miauuu...
Sydonie se alejó, con una expresión confundida.
—¿Acabas de maullar? —preguntó con una sonrisa burlona—. Podrías dejar eso para nuestras lecciones privadas.
—¡No fui yo! —exclamó Ronan, y en ese momento, un gato asomó la cabeza entre las solapas de su abrigo oscuro.
—¿Me trajiste un gato? —preguntó ella, observando su pelaje blanco y sus orejas puntiagudas.
Antes de que pudiera acariciarlo, el felino saltó del abrigo y aterrizó en el suelo cerca de la piscina. Los rayos de la luna hicieron resplandecer su pelaje y sus ojos brillaron como cristales azules. Ella soltó una exclamación, emocionada.
—¡Me trajiste un gato mágico! —exclamó Sydonie, fascinada, acercándose a la criatura—. Eres el mejor.
Se inclinó frente al felino y extendió su mano para acariciarlo. El gato la miró con serenidad, como evaluándola, antes de acercarse con elegancia. Su pelaje brillaba bajo la luna, y el largo pelaje de sus orejas y cola le daba un aire etéreo. Se frotó contra sus dedos, permitiéndole a Sydonie acariciarlo.
ESTÁS LEYENDO
Manual contra amores inmortales [TERMINADA]
Romansa¿Quién dijo que el amor y la muerte no pueden ser divertidos? Bienvenidos a la tienda de antigüedades de Sydonie Acheron, un lugar mágico donde los objetos esconden un alma... o dos. Allí, su vida dará un giro inesperado cuando Ronan, un gruñón grim...