Todo el mundo guarda un pequeño, oscuro y sucio secreto.
Y el secreto de Sydonie Acheron es que llevaba años platónicamente enamorada de la superestrella de rock indie, Harry Young.
Sí, hasta ella hacía cosas mundanas como soñar despierta con una celebridad.
Desde su adolescencia, Sydonie había sido magnetizada por el músico londinense. Sus canciones resonaban en lo más profundo de su ser, no solo por su música, sino también por ser un poeta, un rebelde, un soñador cuyas letras hablaban de libertad y amor con cruda y apasionada sinceridad.
Sydonie recordaba tardes en su habitación rodeada de pósteres, escuchando sus discos en bucle. Cada canción era un himno que parecía comprenderla mejor que nadie. Su voz, entre melancolía y esperanza, la hacía sentir menos sola.
Su fascinación alcanzó su cima en una noche estrellada, cuando, impulsada por su mejor amiga y una mezcla de desesperación adolescente, se escapó para asistir a un concierto. Aunque no logró entrar, solo estar cerca fue mágico. La música resonaba desde el interior del recinto, mezclándose con la emoción de la multitud, en un llamado casi tangible.
Fue una noche mágica..., hasta que su madre la castigó.
Años después, a pesar de mantener intacta su admiración, Sydonie se había resignado a apoyarlo desde las sombras. Había aceptado que quizás nunca lo vería en vivo; las entradas se agotaban instantáneamente y siempre eran en ciudades lejos de Whitby. Así, seguía su carrera a través de plataformas de streaming y comprando sus álbumes, para estar más cerca de él.
Y para ella, eso era suficiente.
—En las calles de la noche, bajo la luna errante, bailamos al ritmo de corazones perdidos, encontrando promesas en las estrellas fugaces.
Sydonie tarareaba suavemente Bailarines de medianoche, su tema favorito de Harry, mientras limpiaba las vitrinas.
De repente, su celular vibró. Al acercarse al mostrador, vio un mensaje de un remitente desconocido.
Aquí Iris. La organizadora de la boda confiscó mi celular porque, según ella, me distraigo, y ya solo falta un mes para el gran día. Este número es del celular de mi mamá (tuve que convencerla para que me lo prestara).
Por cierto, te reservé una habitación en el Holiday Inn de Camden. Brody opinaba que no era necesario, pero él no es tan buen amigo como yo. Conozco tu espíritu despreocupado y estoy segura de que aún no has empacado, a pesar de que la reunión preboda de tus mejores amigos es mañana. Eso significa que tienes menos de un día para llegar a Londres, encontrar un vestido formal y venir al restaurante (sigue las instrucciones que te envié hace semanas).
Incluiré nuestro código secreto para que sepas que este mensaje es legítimo y que no me han secuestrado: Odio a HY.
ESTÁS LEYENDO
Manual contra amores inmortales [TERMINADA]
Romance¿Quién dijo que el amor y la muerte no pueden ser divertidos? Bienvenidos a la tienda de antigüedades de Sydonie Acheron, un lugar mágico donde los objetos esconden un alma... o dos. Allí, su vida dará un giro inesperado cuando Ronan, un gruñón grim...