—Entonces, ¿esto es legal? —preguntó Ronan, algo perplejo al ver a Sydonie escalar ágilmente la reja de un antiguo caserón.
La noche había envuelto el pueblo, dejando las calles en calma. Con destreza, Sydonie superó la reja y aterrizó al otro lado, dejando a Ronan impresionado.
—Eso fue fácil —afirmó ella, quitándose el sudor de la frente—. Tengo práctica en infiltrarme en lugares.
—¿Estás planeando un robo? —inquirió él, aún intentando entender sus acciones.
—¡Por supuesto que no!
—Entonces ¿qué pretendes?
Ronan estaba descubriendo que entender los complejos conceptos de la humanidad eran más fáciles de comprender que descifrar a Sydonie. Ella siempre parecía tener un plan en mente.
—No tramo nada malo —aseguró la joven, ajustando su mochila—. Esto es parte de mi plan para ayudar a Alizée.
Lo sabía, ella siempre iba dos pasos por delante de él.
—¿Y por qué no estoy al tanto del plan?
—Te estoy enseñando a confiar —explicó ella—. Además, la incertidumbre añade emoción a la aventura, ¿no es así?
—No —fue su simple respuesta.
Sydonie frunció el ceño.
—Careces de espíritu aventurero —acusó—. Quizás debí dejarte en casa, como un gato huraño.
—Pero necesitas mi ayuda para liberar al alma —afirmó Ronan, tranquilo.
—Se llama Alizée —corrigió ella—. Y lo sé. Ahora, es tu turno de escalar. No tenemos todo el tiempo del mundo.
—Así que esto es ilegal —dedujo Ronan, su comprensión humana agudizándose.
—¿Desde cuándo la Muerte se preocupa por la ley? —respondió Sydonie con sarcasmo—. Además, estamos entrando a hurtadillas porque el lugar está cerrado, pero tengo las llaves de la puerta trasera. No somos criminales, solo dos personas que necesitan acceso nocturno al teatro.
Ronan reflexionó sobre sus palabras.
—Eres una mala influencia.
La seriedad de su tono o quizás la sinceridad en su expresión arrancó una carcajada a Sydonie.
—¿Recién te das cuenta? —dijo—. Deberías haberlo sospechado cuando me colé en el cementerio a medianoche.
Ronan no podía más que preguntarse qué otras sorpresas le depararía esa mujer impredecible.
Suspiró y evaluó el desafío que tenía delante de él. La estructura de hierro forjado, oscurecida por el paso del tiempo, tenía puntas afiladas y curvas entrelazadas.
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Manual contra amores inmortales [TERMINADA]
Romance¿Quién dijo que el amor y la muerte no pueden ser divertidos? Bienvenidos a la tienda de antigüedades de Sydonie Acheron, un lugar mágico donde los objetos esconden un alma... o dos. Allí, su vida dará un giro inesperado cuando Ronan, un gruñón grim...