—¡Sydonie!
Ronan despertó desorientado, con el corazón acelerado y un dolor punzante en la cabeza. Al principio no reconoció el lugar, pero poco a poco sus ojos se adaptaron a la suave luz dorada que bañaba la habitación. La alcoba estaba en silencio, solo interrumpido por la suave risa que lo rodeaba.
—¿Estabas soñando algo bueno o era una pesadilla sobre mí? —preguntó Sydonie desde un sillón esquinero. Tenía un libro sobre el regazo.
Ronan, aún confundido por los eventos recientes, se tomó un momento antes de responder.
—¿Cómo llegué aquí?
—Caminaste hasta la entrada y luego te desmayaste —explicó Sydonie, acercándose a él—. Necesito que tú y Harry me expliquen qué pasó. No todos los días tengo a dos hombres desmayándose en mi tienda, y menos aún un cazador de almas en la puerta.
—¿Él estuvo aquí de verdad? —Ronan intentó recordar, pero su memoria era borrosa.
—Sí.
—¿Y cómo lograste que se fuera?
—Quisiera decir que fue por mi ingenio y la amenazante presencia de Lumus, pero creo que tu aparición fue decisiva. Se fue justo cuando llegaste.
Ronan suspiró, aliviado al saber que su presencia había sido útil. Comprendía ahora que la consulta al Oráculo y el precio pagado habían sido necesarios para estar allí en el momento justo.
—Cuéntame qué te pasó —pidió Sydonie, tomando su mano con preocupación.
Ronan le relató todo: su incapacidad para localizar a Harry a través de otros grim reapers, su visita a la Fortaleza, el Oráculo y la pérdida de su energía vital. Sin embargo, omitió el detalle de los recuerdos sacrificados.
—Supe que Harry volvería aquí, pero algo lo seguía.
—Él me lo mencionó al llegar —confirmó Sydonie—. Apareció exhausto y con la energía muy baja.
—¿Dónde está ahora? —preguntó Ronan.
—En el xilófono, con Lumus. Cuando despierte, probablemente nos contará más sobre lo que le sucedió.
Ronan guardó silencio, inquieto y alerta a pesar de no haber escuchado aún la historia de Harry. Sabía que un cazador de almas estaba tras él y temía que fuera el mismo responsable de otras desapariciones recientes. Ahora, con Sydonie involucrada y su ubicación comprometida, sentía que el peligro era inminente y podría regresar en cualquier momento, poniendo en riesgo a todos en la tienda.
—Pareces preocupado —observó Sydonie.
Él la miró, y en respuesta, ella se acercó y le dejó un suave beso en la frente, suavizando su ceño fruncido. Un calor reconfortante se esparció por su pecho, acelerando su corazón.
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Manual contra amores inmortales [TERMINADA]
Romans¿Quién dijo que el amor y la muerte no pueden ser divertidos? Bienvenidos a la tienda de antigüedades de Sydonie Acheron, un lugar mágico donde los objetos esconden un alma... o dos. Allí, su vida dará un giro inesperado cuando Ronan, un gruñón grim...