—¿Otra lección?
—Sí —contestó Sydonie con un guiño—. Es especial para ti.
Ronan la estudió con una expresión que era casi feroz. El ardiente deseo en sus ojos envió una oleada de calor directamente hacia ella. Con ternura, él le acarició la mejilla, sosteniendo su mirada con la suya mientras se inclinaba despacio hacia adelante. Sydonie se encontró a mitad de camino; sus labios se fundieron con los suyos y sus suspiros se mezclaron. Ella murmuró su placer mientras él la atraía más hacia su regazo para que se sentara sobre él.
«Dios, qué fuerte es Ronan».
Bajo sus caricias, los músculos de Ronan se tensaban y relajaban. La piel fresca bajo sus dedos se calentaba al rojo vivo mientras profundizaban el beso, haciéndolo más insistente. Él se estremeció y los brazos que la rodeaban se apretaron con más fuerza.
—No pares —pidió él entre susurros, medio súplica, medio exigencia—. Había olvidado cómo se siente tu tacto sobre mi piel.
Sydonie tembló ante la declaración y prometió en silencio no detenerse. Con manos inquietas, trazó la curva suave de su espalda hasta alcanzar sus hombros firmes. Ronan suspiró, su cuerpo respondía a cada caricia como si fuera un regalo.
—¿Y besos? —murmuró, depositando un beso en una esquina de su boca y luego en la otra—. ¿Quieres más besos?
Los ojos de Ronan se cerraron lentamente.
—Quiero todo de ti. Todo lo que quieras darme.
Cuando besó la unión de su cuello y su hombro, Sydonie se deleitó al encontrar su propia fragancia en él, un recordatorio de su cercanía y su complicidad. Continuó su exploración con besos suaves a lo largo de su hombro, disfrutando del ritmo creciente de su respiración.
La luz de la luna bañaba su piel, otorgándole un brillo etéreo. Con delicadeza, Sydonie bajó su mano, recorriendo sus pectorales definidos, hasta detenerse en el pequeño y sensible ombligo. Ronan contuvo el aliento ante su toque, y ella sonrió, complacida con su reacción.
Al dejar su regazo y acomodarse entre sus piernas, Sydonie notó su leve intento de protesta que pronto cedió ante la irregularidad de su respiración, en especial cuando capturó con su boca un pezón plano, jugando con él con su lengua. Sydonie repitió el gesto en el otro lado mientras una de sus manos descendía y acariciaba su erección a través de sus jeans.
La reacción de Ronan fue inmediata cuando Sydonie bajó el cierre y lo liberó. Fascinada, ella rodeó con su mano la firme calidez de su deseo. Ronan jadeó y su mano se cerró alrededor de su muñeca en un apretón repentino.
—Me matarás —murmuró con voz ronca.
Su agarre inicial fue tenso, como si quisiera apartarla, pero pronto se relajó y sus dedos se posaron sobre los de ella, animándola a continuar. Embelesada, Sydonie lo acarició con delicadeza. Una maldición suave escapó de los labios de Ronan, y su cabeza cayó hacia adelante, apoyándose en su hombro. El calor inundó a Sydonie mientras observaba cómo él temblaba y sus músculos se contraían. Ronan estaba tenso, como mármol, pero vibrante de vida. Ella incrementó la presión y un sonido ahogado brotó de su garganta.
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Manual contra amores inmortales [TERMINADA]
Romance¿Quién dijo que el amor y la muerte no pueden ser divertidos? Bienvenidos a la tienda de antigüedades de Sydonie Acheron, un lugar mágico donde los objetos esconden un alma... o dos. Allí, su vida dará un giro inesperado cuando Ronan, un gruñón grim...