Sydonie no estaba preparada para esto. Definitivamente, no había ninguna clase en la universidad sobre qué hacer cuando tu xilófono infantil se convierte en el hotel del alma de una estrella de rock. Y mucho menos estaba lista para que esa alma en cuestión fuera la del mismísimo Harry Young.
Parpadeó varias veces, frotándose los ojos con la esperanza de que fuera una alucinación provocada por demasiado café. Pero no, Harry estaba allí, tan palpable como su asombro. Lo reconocería en cualquier lugar, incluso entre mil imitadores. Sin embargo, se permitió inspeccionarlo de arriba abajo, solo para estar segura.
Él resplandecía con su tez morena, un tono cálido y natural que rompía con el cliché del músico indie pálido y sombrío. Su cabello castaño, largo y ondulado, había sido siempre objeto de admiración para Sydonie, en especial en las revistas y sobre el escenario, donde solía llevarlo suelto, cayendo en cascadas perfectamente desordenadas que le enmarcaban el rostro y le acentuaban los ojos avellana, que la atraparon una vez más, aunque ahora desde una realidad muy diferente.
Lejos del brillo y el glamour de los conciertos, Harry vestía de manera simple. Esta simplicidad le otorgaba un aire más humano, si eso fuera posible, dado que actualmente se encontraba más cerca de ser un fantasma de rock indie que un galán de carne y hueso.
Sydonie había soñado con este encuentro innumerables veces, pero en ninguna de sus fantasías Harry exhibía una expresión que mezclaba terror con confusión, como si acabara de descubrir que los unicornios existían.
—¿Es esto un sueño? —preguntó volviendo su mirada hacia Ronan en busca de una respuesta sensata.
Él no respondió, pero su expresión seria fue suficiente confirmación.
—Así que es real... —murmuró Sydonie dándose una palmada en la mejilla para asegurarse de que no estaba soñando. Sí, eso dolió.
Con una mezcla de nerviosismo y una pizca de entusiasmo, dio dos pasos hacia su sorprendente y confuso visitante.
—¡No te acerques! —exclamó Harry retrocediendo hasta toparse con la pared y observándolos con la respiración agitada—. ¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde estoy?
Sydonie levantó las manos en señal de paz. Crecer rodeada de almas le había enseñado que cada una reaccionaba de manera distinta a su nueva realidad. Algunas aceptaban su destino con resignación, otras negaban su condición y se enojaban, y algunas, las más desgarradoras, eran las que no comprendían su situación. Harry claramente pertenecía a este último grupo.
—Está bien, no te haremos daño —dijo con voz calmada—. Me llamo Sydonie y él es Ronan. Estamos aquí para ayudarte.
Harry compartió una mirada inquieta entre ellos, manteniéndose pegado a la pared. Por fortuna, Ronan había adoptado su forma humana; de lo contrario, Sydonie estaba segura de que Harry habría intentado escapar, y ser un alma errante habría sido peligroso para él.
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Manual contra amores inmortales [TERMINADA]
Romance¿Quién dijo que el amor y la muerte no pueden ser divertidos? Bienvenidos a la tienda de antigüedades de Sydonie Acheron, un lugar mágico donde los objetos esconden un alma... o dos. Allí, su vida dará un giro inesperado cuando Ronan, un gruñón grim...