Capítulo 14

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Durante los días que siguieron, a Rebecca le hicieron la gastrostomía endoscópica percutánea para quitarle el tubo nasogástrico; la pequeña herida en el abdomen le molestó por varios días, pero prefirió eso a la constante irritación que sentía en la nariz debido al tubo. Recordó las palabras de Rosales cuando la trasladaron a ese centro; le dijo que la cuidarían y, en efecto, allí se preocupaban porque estuviera cómoda.

A diario, las enfermeras encendían su teléfono y le ponían a reproducir su música. Rebecca lo agradecía porque la ayudaba a que el tiempo no transcurriera tan lento. Algunas canciones que relacionaba con Heidy la emocionaban, recordaba momentos que compartió con ella o alguna otra que bailaron. Amaba bailar con su novia, sus cuerpos se amoldaban a la perfección, tal como cuando se amaban, y se dejaban llevar por las melodías. ¿Cuándo volvería a bailar con ella? No tenía idea y tampoco le hacía bien pensar en ello, por eso se centraba en pensar en otras cosas.

Una mañana oyó voces en la habitación, reconoció la de Rosales y luego la de Irin. ¡Su amiga fue a visitarla! En seguida la vio aparecer en su campo visual. En sus ojos vio ese gesto que todos ponían al verla.

Amiga, estás aquí.

—No creí que estuviera así —comentó Irin.

—Así, ¿cómo? —le preguntó Rosales.

—Con los ojos abiertos.

—Los mantiene siempre abiertos. En las noches tenemos que cerrárselos con cinta adhesiva.

—¡Dios mío! —jadeó Irin.

—Las visitas son de treinta minutos. Las dejaré a solas, cuando se retire, por favor, pase por el puesto de enfermeras para registrar su salida.

—De acuerdo. Gracias.

Rosales le sonrió y salió, dejando la puerta abierta. Irin regresó su atención a su amiga.

—Hola, Becky —le sonrió. Se sintió extraña hablándole sin saber si la escuchaba.

Hola, amiga. Gracias por venir. Es lindo verte.

—No puedo creer que estés así. ¿Qué te pasó? La pelirroja bufó en su mente.

No lo sé. Nadie lo sabe.

Irin se notaba perturbada. Se acercó a la cama y le puso una mano en el hombro.

—Te extrañamos, Rebecca.

Yo también los extraño.

—Todos están pendiente de ti y queremos que te levantes pronto de esta cama —los ojos de Irin se humedecieron en segundos—. En especial yo. Con quién me voy a emborrachar, ¿eh?

Rebecca rio.

¿Solo para eso me quieres?

Suaves toques del alma (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora