Capítulo 45

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Rebecca rio.

—¿De cuál sistema hablas?

Freen sonrió, sus ojos brillaban y era hermoso verlos así.

—El sistema es mi cuerpo —respondió.

La pecosa dejó el tenedor en el plato, entrelazó los dedos y apoyó la barbilla en ellos.

—¿Tu cuerpo?

—Mju. Eso mismo. Estamos cenando tranquilas, me dices que me piensas y... me haces estremecer.

—¿Por qué?

—No lo sé. Él reacciona solo. Rebecca rio.

—Me encantas —declaró, disparando a quemarropa.

—Y ahí va otro estremecimiento —murmuró Freen .

La otra mujer estiró el brazo y buscó su mano; sus dedos se acoplaron, temblorosos, entre los suyos.

—Yo estoy igual. Y me gusta.

—A mí también. Tampoco puedo sacarte de mi cabeza, Rebecca.

—Es bueno saberlo —dijo y le guiñó un ojo.

—¿Te gustaría dar un paseo? Después de cenar, por supuesto.

—No, prefiero quedarme aquí.

—Como quieras, pero te comerás la ensalada. No creas que no me doy cuenta de que no quieres comer esas lechugas que estás apartando —le señaló con los ojos entornados—. Son buenas para ti, así que cómelas.

—Sí, mamá.

Freen le sacó la lengua, luego rieron y siguieron comiendo hasta que cada una terminó con su ensalada; ella dejó todo en el fregadero y fueron a sentarse al sofá.

—Pondré algo de música.

—De acuerdo.

—¿No vas a quejarte? —cuestionó de espalda a ella, mientras seleccionaba una lista de reproducción en su iPad, que conectaba vía Bluetooth a una corneta portátil que tenía en una diminuta repisa aérea.

—No, ya me acostumbré a tus gustos musicales. No lo sabes, pero cuando no podía ni mover los ojos, te reclamé muchas veces por quitar la música que sonaba en mi teléfono.

Freen rio por eso. Las suaves notas de "Te amo", de Alexander Acha se dejaron oír por toda la estancia.

La pelirroja le sonrió, complacida. La mujer de pelo corto se sentó de lado para mirarla de frente y ella, se acomodó un poco también.

Suaves toques del alma (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora