Capítulo 22

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Los días transcurrieron y pronto llegó el mes más emotivo del año, diciembre. Afuera, todo se llenó de colores verde, rojo y blanco; y las tradicionales luces iluminaban los pasillos del centro. Para la familia Armstrong, a diferencia de otros años, no existía motivos para celebrar; al contrario, se acercaba un nuevo año y Rebecca continuaba inconsciente.

Richard y Nung quisieron recibir el año junto a su hija, pero las políticas del Centro no se lo permitían. Eso los devastó; tuvieron que conformarse con visitarla hasta las seis de la tarde del treinta y uno de diciembre. Heidy también estuvo allí. Las lágrimas fueron las protagonistas cuando se despidieron de Rebecca.

—Feliz año, hija —le deseó Nung antes de besarla en la frente—. Te esperamos.

Feliz año, mamá.

Luego fue el turno de Richard.

—Feliz año, Becky.

Feliz año, papá.

Heidy fue la última en despedirse.

—Feliz año, mi amor —le dio un beso en los labios—. Te amo.

Feliz año, Heidy. Yo también te amo.

Minutos después, la habitación quedó en silencio. En la mesita yacían los regalos que recibió en su cumpleaños, el rosario, la cajita sin abrir de Heidy y la serpiente de peluche. Rebecca veía el techo porque era lo único que podía mirar; sus ojos ardían, su corazón dolía tanto que sintió que no lo soportaría.

Un par de horas más tarde, la pelirroja recibió una enorme sorpresa. Ella oyó la puerta abrirse e, instantes después, Freen apareció.

¡Freen !, por Dios. No puedo creerlo —la emoción que sintió fue tan grande, que estaba segura de que la hubiera abrazado muy fuerte de haber podido.

—Hola, Rebecca —la saludó sonriendo.

La fisioterapeuta apoyó las manos en la cama. Por primera vez iba sin uniforme, aunque solo podía ver la parte de arriba; vestía una camisa de cuadros rojos y negros. El cabello lo tenía húmedo y alborotado. Se veía bastante informal y diferente a cuando usaba el uniforme.

Creí que no te vería hoy.

—Tuve que salir a comprar una botella de vino y aproveché para pasar a verte.

¿A mí?

—No creas que no iba a desearte el feliz año.

Bueno, podías hacerlo otro día. Aunque verte es genial.

—Este año fue duro para ti, creo que los sabes —mantenía una ligera sonrisa mientras hablaba y siempre, siempre la miraba.

Suaves toques del alma (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora