Capítulo 25

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Un par de toques en la puerta hizo que Freen y Richard interrumpieran la conversación. Rosales se asomó, se sorprendió cuando vio a la fisioterapeuta.

—Oh, Brinceño, estás aquí. Buenos días —la saludó y le sonrió.

—Buenos días —respondió ella y le devolvió el gesto—. Sí, me enteré de la subida de presión de Rebecca.

Rosales se adentró en la habitación.

—Fue una locura. Vinimos a la revista y estaba fría.

Yo me sentía muy mal.

—Cuando le medí la presión, me asusté.

Gracias a Dios se dieron cuenta.

—Martínez tuvo que ir a buscar al médico.

Creí que moriría.

—Costó un poco bajarla —explicó Rosales.

—Gracias a Dios —murmuró Richard; se veía bastante afectado.

—Puedo ver que todo está normal —comentó Freen mientras miraba el monitor.

Rosales sonrió.

—Sí, es una luchadora —dijo y miró sonriendo a Rebecca.

—Lo es —intervino de nuevo Richard.

—De todos modos, el cardiólogo ordenó varios exámenes y un par de estudios —continuó Rosales—. Los siguientes días serán movidos para ella

—hizo una pausa y miró a Richard—. Señor Armstrong, el doctor Pernía tiene unos minutos —le anunció.

—Oh, perfecto.

—Lo llevaré con él.

Richard dudó y Freen se percató de ello.

—Vaya tranquilo, me quedaré con ella un rato —ofreció. Él la miró y le sonrió, agradecido.

—Gracias.

La fisioterapeuta le devolvió el gesto. Le guiñó un ojo a Rosales cuando ella asintió con la cabeza como diciéndole que hacía bien. Instantes después, se encontraba a solas con Rebecca. Se aceró más a la cama y la miró.

—¿De verdad sabes lo que pasa a tu alrededor?

Sí, lo sé. Y ojalá hallara una manera de hacérselos saber.

Freen se quedó como esperando una respuesta, aunque sabía que no llegaría.

Suaves toques del alma (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora