2 días

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2 días

Recojo las vendas rojas del banco de madera, y las meto al fondo de la bolsa de entrenar. Los últimos días la muñeca derecha me ha dolido más de la cuenta, haciendo que mis golpes cada vez salgan menos precisos.

Y mira que de por si ya no lo eran.

—¿Quieres que te mire eso?—la voz de Álvaro me sobresalta. Pensaba que estaba sola en el vestuario. Aunque puede ser que me haya dejado llevar demasiado por mis pensamientos y no le haya oído entrar.

—Si, gracias.—se acerca a mi cauteloso.

Sus manos, expertas en casos de torceduras y alguna que otra rotura, analizan el ligero hinchazón y la rojez de la zona. Veo como frunce el ceño al pasar las yemas por un punto específico de mi piel.

—Creo que no es nada grave. Ahora cuando llegues a casa, ponte hielo y listo.—responde. Su tono es seco, no hay ni rastro de lo jocoso que suele ser él.

—¿Te pasa algo?—no ha soltado mi muñeca aún.

A mi lado, el moreno inspira profundamente un par de veces, y aprovecha la mano izquierda, que tiene libre, para pasarla por su mohicana despeinada por las horas de trabajo.

—¿Tienes prisa? Quiero hablar contigo un segundo.—me muerdo el interior del carrillo por instinto a la situación de tensión.

Ya me huelo a lo que va a querer comentarme.

—Dime.—relajo los hombros de forma consciente y él, que nota mi gesto, tira suavemente de mi cuerpo hasta sentarnos los dos juntos en uno de los bancos.

—Creo que he malentendido lo que había entre nosotros este tiempo, y ahora que me has dicho que te estas viendo con Dani, pues se me ha hecho un poco bola.—confiesa mirando al suelo.

Joder.

El puto Saúl tenía razón una vez más.

—Yo no sabía que había nada, Álvaro.—vuelvo a morder el interior de mi boca, esta vez me llega un ligero sabor metálico.

—Pensaba que sí. Sé que siempre has tenido tus dificultades para confiar y por eso te agradezco mucho que me hayas brindado la oportunidad de poder conocer. Tal vez confundiera eso con algo más.—empieza. Aunque en realidad, si le soy sincera, yo también pensaba parecido.

—Al principio pensaba que si iba a enamorarme de alguien iba a ser de ti.—suspiro. Alza la cabeza para mostrarme una sonrisa de lado que no consigo entender.—Pero no sé. Lo de Daniel ha sido inesperado. Siento haberte hecho daño innecesario, sabes que te tengo mucho aprecio en mi vida.

—Y yo en la mía. Estoy confuso, pero me alegro mucho por vosotros. Y sobre todo por ti, porque se que al final vas a poder superar tus heridas, Mía.—sus palabras no pueden curar la lesión de mi muñeca, ni mucho menos, pero se sienten como yeso soldando las pequeñas fracturas de mi hueso.

—Gracias.—me giro ligeramente para abrazarle.

—Te pido perdón si me notas raro estos días, pero necesito organizar mi mente.—me dice cuando nos separamos.—Y de todas formas, tú tienes una pelea para la que prepararte y otra para la que preparar a Plex. Nos hemos esforzado mucho estos meses y en dos días veremos el resultado.

—Va a ganar.—me pongo de pie y agarro la bolsa. El youtuber lleva rato esperándome fuera.—Hasta mañana.

—Nos vemos, Mía.

Plex y yo cenamos juntos en mi casa, y mientras hacemos sobremesa en mi cuarto, le cuento la situación con mi amigo.

—Saúl diría te lo dije.—termino de contarle la historia.

—Es un muy buen chico, eso es lo importante.—me fascina la falta de celos que demuestra.

—¿Tú tienes alguna amiga del pasado?—enfatizo. El famoso mira el techo de mi cuarto un rato pensativo, sin dejar de trazar círculos en la piel de mi espalda.

El minimasaje me está sentando como gloria.

—Del muy pasado una italiana. Y de la vuelta al mundo alguna amiga si. Pero ahora mismo son eso, pasado.—no le puedo ver desde mi posición, sin embargo le imagino perfectamente sonriendo.

Es imposible que este triste este muchacho.

—Sabes.—digo.—Me gusto el juego de las preguntas del otro día.

—¿Quieres jugar?—me recoloco en la cama, para quedar enfrente suya. Es curioso como entramos en la cama, aunque Daniel tiene que hacerse un ovillo porque los pies sino le sobresalen por debajo.

—Si. Llevo desde el otro día pensando.—el youtuber se ríe.—¿Si pudieras volver atrás lo harías?

—No.—dice al instante.—Nuestro pasado nos hace quién somos. Muchas veces deseé no haber grabado el vídeo de la capibara, pero al final gracias a eso conocí a Frank, di la vuelta al mundo dos veces y ahora estoy entrenando para el evento del año. Y con otras cosas igual. Si no fuera por el pasado no sería quien soy.—explica.—¿Y tú?

A mi me toma más tiempo decidir.

—Creo que tienes razón. No puedo cambiar mi pasado ni quien soy. A veces me gustaría volver a atrás y que las cosas fueran distintas pero...

—Pero no estarías aquí, conmigo.—otra frase de película. Ya ni me sorprende.

Tiene hasta su toque de gracia.

—Que romántico eres.—me burlo.— ¿Volverás al boxeo después de la velada?

—Claro. —para mi no era tan obvio, son muchos los que abandonan después de meses. El boxeo es un deporte muy exigente. —Me toca. ¿Algún día me llevarás a Valencia?

Justo en el corazón.

—Igual.—miento. Porque la realidad es que la última vez que me fui pensaba que era una despedida. Y porqué se que cuando vaya en dos días va a ser la despedida final.

El trece de julio se acabo Valencia. A partir de entonces, solo la Mía de Madrid va a existir.

Porque no podemos cambiar nuestro pasado, pero nadie dijo que debamos cargar con él.

—Tengo otra pregunta antes de irme.—añade mirando el reloj de su móvil. Asiento, medio pérdida en mis pensamientos.—¿Cuándo vas a volver a llamarme Dani?

—¿Yo?

—Dos veces lo has hecho.—despistada, no debería habérseme escapado.

—Bueno Daniel, eso son palabras mayores. Cuando ganes La velada, lo pienso.—le guiño un ojo mientras le imito poniéndose de pie.

Es hora de dormir.

—Me parece buen trato.—deja un beso en mi frente.—Buenas noches, Mía.

—Buenas noches, Plex.

Dos días. En dos días, todo habrá cambiado. En dos días, si la vida quiere, le llamaré Dani.






🥊
Ya no queda nadaaa

Espero que os haya gustado mucho,
nos leemos pronto

Vendas | YosoyplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora