💭 act fifteen.

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Mia's pov

El sol aún no había salido del todo cuando desperté en Bahréin, sorprendida por los gritos y risas que venían del pasillo. Mi habitación estaba aún en penumbra, pero la emoción en las voces de mis hermanas y mis amigos era inconfundible. Parpadeé, tratando de orientarme, y justo cuando pensaba levantarme, la puerta se abrió de golpe.

—¡Feliz cumpleaños, Mia! —gritaron Sophia, Grace, Amelie y Rodrigo al unísono, entrando en la habitación con un pastel y velas encendidas.

Sonreí ampliamente, aún medio adormilada, y me senté en la cama mientras ellos cantaban "Las Mañanitas". La calidez de sus voces y la alegría en sus rostros me hicieron sentir muy querida y feliz. Después de soplar las velas y repartir abrazos, me di cuenta de lo increíble que era tener a mis seres queridos conmigo en un día tan especial.

—Gracias a todos —dije, emocionada—. No puedo creer que hayan venido hasta aquí para mi cumpleaños.

— No nos perderíamos tu cumpleaños por nada del mundo —dijo Amelie, dándome un fuerte abrazo.

Después del pastel y las felicitaciones matutinas, me vestí y bajé a desayunar. Mis padres, Toto y Anne, estaban ya en la cocina, esperándome con sonrisas radiantes.

—¡Feliz cumpleaños, querida! —dijeron al unísono, dándome abrazos y besos.

—Gracias, mamá, papá —respondí, sintiéndome más feliz de lo que había estado en mucho tiempo.

El día pasó volando con toda la emoción y las actividades. Era el día del Gran Premio de Bahréin, y mi cumpleaños hacía que todo se sintiera aún más especial. A medida que nos acercábamos al circuito, la adrenalina y la emoción en el aire eran palpables.

Cuando llegamos al paddock de Mercedes, el equipo entero estaba allí para recibirme. Lewis Hamilton sostenía un pastel y George Russell tenía un regalo en la mano.

—¡Feliz cumpleaños, Mia! —gritaron todos, y me sentí abrumada por la calidez y el cariño.

—¡Gracias, chicos! —dije, riendo mientras Lewis me pasaba el pastel y todos cantaban "Las Mañanitas" de nuevo.

—Espero que te guste —dijo George, entregándome el regalo—. Es algo que pensamos que te encantaría.

Abrí el regalo y encontré una camiseta firmada por todos los miembros del equipo, algo que atesoraría para siempre.

—Gracias a todos —dije, sin poder dejar de sonreír.

Después, nos dirigimos al paddock de Ferrari, donde recibí una sorpresa similar. Todo el equipo se había reunido para cantar "Las Mañanitas" y celebrar mi cumpleaños. No podía pedir más en un día como este.

𝘿𝙚𝙡𝙞𝙘𝙖𝙩𝙚 ☆ Arda Güler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora