💭 act thirty nine

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Arda's pov

Me desperté en mitad de la noche, con la sensación de que algo no estaba bien. Sentí a Mia moverse a mi lado, inquieta. Miré el reloj: ya eran pasadas las doce, tal vez la una de la mañana. Todo estaba en silencio, salvo su respiración un poco agitada, como si no pudiera encontrar paz.

— Bonita — susurré, tocando suavemente su brazo — ¿estás bien?

Ella abrió los ojos lentamente, como si no se hubiera dado cuenta de que había estado tan despierta como yo. Sus ojos estaban llenos de preocupación, y sabía que todavía le daba vueltas todo lo que había pasado en el día. Era imposible ignorarlo.

— Lo siento… te desperté — dijo, su voz apenas un susurro en la oscuridad.

— No importa — le respondí, sentándome a su lado — ¿En qué estás pensando?

Mia se quedó en silencio por un momento, sus ojos fijos en algún punto de la habitación, como si buscara las palabras adecuadas.

— No puedo dejar de pensar en lo que hicimos, en todo lo que viene ahora — dijo al fin, su voz quebrada por el miedo y la incertidumbre — Es tan... abrumador.

Sabía exactamente a lo que se refería. Yo también estaba asustado, pero no podía permitirme que ese miedo me dominara. No ahora.

— Lo sé, amor — dije, acariciando su cabello suavemente — Pero estamos juntos en esto. No tienes que enfrentarlo sola.

Ella se giró hacia mí, sus ojos brillando bajo la luz tenue de la luna que se filtraba por la ventana. Pude ver el cansancio en su rostro, pero también esa fuerza que siempre la había definido. La abracé, tirando de ella hacia mí, deseando que, por un momento, pudiera sentir que todo estaría bien, aunque el futuro fuera incierto.

— Tienes derecho a estar asustada, pero no te dejaré cargar con todo el peso. Vamos a encontrar la manera de salir adelante. Juntos.

Ella apoyó su cabeza en mi pecho, y en ese momento supe que no había vuelta atrás. Todo estaba cambiando, nuestras vidas iban a ser diferentes a partir de ahora, pero el simple hecho de estar ahí, con Mia en mis brazos, hacía que todo pareciera más posible, más manejable.

Quizás no tenía todas las respuestas, pero lo que tenía claro era que no importaba lo que el futuro nos trajera, no pensaba dejarla sola en ningún momento.

Mia levantó la cabeza de mi pecho, sus ojos llenos de una mezcla de miedo y esperanza. Pude ver cómo sus labios temblaban un poco antes de que hablara, como si le costara encontrar las palabras.

— Arda… — susurró — ¿tú… tú lo quieres tener? ¿Quieres tener al bebé?

La pregunta me golpeó de lleno. Sentí que el tiempo se detenía por un momento. Claro, había pensado en ello desde que Mia me lo dijo, pero ahora, escucharlo salir de su boca, sentir el peso de su miedo, de su incertidumbre… me hizo entender lo real que era todo esto.

𝘿𝙚𝙡𝙞𝙘𝙖𝙩𝙚 ☆ Arda Güler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora