💭 act twenty-five.

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Mia's pov

El sol se alzaba lentamente sobre el horizonte, iluminando con su cálida luz la ciudad de Dortmund. La emoción en el aire era palpable, un cosquilleo de anticipación se extendía por las calles mientras miles de aficionados convergían en la ciudad para el gran partido entre Alemania y Dinamarca. Mis papás, mi hermana Grace, mi amiga Amelie y yo estábamos entre ellos, emocionados y listos para vivir una experiencia única.

El coche se detuvo frente al majestuoso hotel donde nos hospedaríamos. Miré a mi alrededor, emocionada, tomando nota de cada detalle. Mis papás sacaron las maletas del maletero mientras corríamos hacia la entrada del hotel. La fachada del edificio, imponente y elegante, prometía una estancia cómoda y memorable.

Una vez instalados en nuestras habitaciones, nos apresuramos a cambiarnos para el partido. Las camisetas de la selección alemana se destacaban entre el resto de la ropa, y no pude evitar sonreír al verme en el espejo, con la camiseta de Kai Havertz, el novio de mi hermana Sophia. Era un orgullo llevar ese número en la espalda.

Al llegar al estadio, el ambiente era electrizante. El murmullo de la multitud, los colores vivos de las banderas y las bufandas ondeando al viento llenaban los sentidos. Encontramos nuestros asientos, estratégicamente ubicados junto a Sophia, quien ya estaba allí, radiante y emocionada.

—¡Sophia! — exclamé, corriendo a abrazar a mi hermana mayor.

—¡Mia! —respondió Sophia con igual entusiasmo— Vamos a animar a Kai y a la selección con todo.

— No puedo creer que yo esté aquí — Dijo mi papá sorprendido

— Bien que quieres a Kai. — Dijo Sophia burlándose de él.

Mi papá tomó asiento en silencio fingiendo estar indignado.

El estadio comenzó a llenarse rápidamente y pronto llegó el momento tan esperado. Los jugadores salieron al campo entre aplausos ensordecedores. Kai Havertz, con su figura alta y atlética, saludó a la multitud antes de dirigirse a su posición.

El árbitro pitó el inicio del partido y Alemania tomó posesión del balón. Desde el primer momento, quedó claro que ambos equipos estaban decididos a ganar. Dinamarca, con su táctica bien organizada, ponía a prueba la defensa alemana. Pero Alemania, con su precisión y habilidades técnicas, no se dejaba intimidar.

Kai Havertz se destacó pronto en el campo. Sus pases precisos y su control del balón mantenían a la defensa danesa en alerta constante. En el minuto 20, tuvo su primera oportunidad clara. Recibió un pase perfecto de Gündoğan, dribló a un defensor y disparó a puerta, pero el portero danés, con una atajada espectacular, desvió el balón.

—¡Vamos, Kai! —gritó Sophia, aplaudiendo con fuerza.

El primer tiempo fue una lucha equilibrada, con ambos equipos mostrando su mejor juego. Cuando el árbitro señaló el descanso, el marcador seguía 0-0. Aprovechamos para comentar las jugadas y compartir impresiones.

𝘿𝙚𝙡𝙞𝙘𝙖𝙩𝙚 ☆ Arda Güler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora