💭 act thirty six

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Mia's pov

Septiembre en Madrid me estaba dejando exhausta. El aire cálido y denso, con ese sol que todavía se resistía a marcharse del todo, me envolvía como una manta sofocante. Para todos, parecía ser el final de un verano glorioso; para mí, se sentía como una prisión. La universidad me tenía atrapada en un torbellino de exámenes, tareas y clases, todo mientras mi cuerpo se sentía agotado, como si llevara semanas sin descansar.

Arda estaba lejos, ocupado con la Liga de Naciones. Apenas teníamos tiempo para hablar; su agenda parecía estar tan llena como la mía, y aunque entendía que él estaba haciendo lo que más amaba, no podía evitar sentirme... confundida, enojada, y un poco abandonada. Todo al mismo tiempo. Sentía mi cuerpo como un peso muerto, un cansancio profundo que iba más allá del físico.

Me reí, una risa amarga y sin humor.

— Divertido — murmuré. — mucha diversión.

Me levanté de la silla y caminé hacia el calendario en la pared, el que tenía marcado con los plazos de los exámenes y las fechas importantes de mi semestre.

En agosto, no me había bajado. Y aún seguía sin bajarme. Me quedé allí, mirándolo fijamente, mi corazón empezó a latir más rápido. Quería pensar que era solo el estrés. El estrés podía hacer eso, ¿no? Podía jugar con mi cuerpo, desajustarlo, trastornarlo todo. Pero, por más que tratara de convencerme, sentía un nudo de miedo creciendo en mi estómago.

— Solo es el estrés. — me repetí a mí misma. Pero debía admitir que estaba asustada. Muy asustada.

Estar sola en Madrid no ayudaba. Estar lejos de casa, lejos de la familia, lejos de Arda… Solo hacía que mi mente comenzara a correr en mil direcciones diferentes, imaginando escenarios que no quería imaginar.

¿Y si…? ¿Y si realmente estaba embarazada? El pensamiento cruzó mi mente y me congeló en el lugar. Me apoyé en la pared, cerrando los ojos, tratando de calmar mi respiración, pero era imposible. Sentía una presión en el pecho que no me dejaba pensar con claridad.

Podía escuchar mi corazón en mis oídos. Todo estaba demasiado callado a mi alrededor, como si el mundo se hubiera detenido un momento para observarme. Me dejé caer al suelo, el frío de las baldosas era una bienvenida distracción de mis pensamientos. Necesitaba pensar. Necesitaba tomar aire. Necesitaba… necesitaba respuestas.

— Está bien, Mia, respira. — me dije a mí misma. — Solo es un retraso, no pienses lo peor.

Quería creerlo. Quería creer que todo era por el maldito estrés, por los exámenes, por la presión de estar aquí sola, por la distancia con Arda. Pero no podía ignorar el miedo que latía en mi interior.

Arda. ¿Cómo se lo diría si esto era real? ¿Cómo reaccionaría él? Me froté la frente con ambas manos, tratando de ahuyentar los pensamientos. No era momento para esto. Tenía exámenes, trabajos que entregar, cosas que hacer. No podía permitirme caer en pánico ahora.

𝘿𝙚𝙡𝙞𝙘𝙖𝙩𝙚 ☆ Arda Güler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora