💭 act thirty two.

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Arda's pov

La mañana en Cerdeña comenzó como cualquier otra en estas vacaciones. El sol brillaba en lo alto, y la brisa del mar llenaba el ambiente con esa frescura inigualable que solo se encuentra en la costa. Estábamos en la terraza de la villa, todos juntos, compartiendo un desayuno mientras discutíamos los planes del día. Sophia y Kai, aunque no estaban con nosotros, eran el tema central de conversación, pues su boda estaba cada vez más cerca.

Mientras los demás charlaban animadamente, yo no podía evitar sentirme un poco desconectado. Los recuerdos de la Euro seguían acechándome, y la publicación de Annalise con Jamal, donde él le dedicaba su victoria en la Champions, me rondaba la mente. Era justo lo que había soñado hacer con Mia, y no podía sacarme esa frustración de encima.

— ¿Estás bien? — Mia me interrumpió mis pensamientos, tomándome la mano suavemente.

—Sí, estoy bien — le respondí, aunque sabía que no la engañaba. Su mirada me lo decía todo, pero no insistió.

En cambio, me sonrió y me llevó con el grupo que ya estaba planeando la aventura del día: un paseo en yate por las costas.

—¡Vamos! — dijo con entusiasmo mientras me arrastraba hacia el primer piso del yate junto a Kendall, Jude, Charles y Kylie. Los cuatro estaban más que emocionados, especialmente Kendall y Jude, que no dejaban de bromear y reírse entre ellos.

Una vez a bordo, me dejé contagiar un poco por la energía de los demás. Kendall y Kylie se acercaron a la barandilla, señalando la costa mientras el yate comenzaba a alejarse del puerto.

—Mira esa vista, Arda — dijo Charles, dándome una palmada en la espalda— Esto es justo lo que necesitamos, ¿no crees?

— Sí, definitivamente — le respondí, aunque una parte de mí seguía atrapada en esos pensamientos que no podía dejar ir. Mia se dio cuenta, como siempre, y volvió a tomar mi mano, apretándola un poco más fuerte esta vez.

— Hoy solo vamos a disfrutar — me dijo, mirándome con esos ojos que siempre lograban tranquilizarme — Estás aquí conmigo, con nuestra familia. Eso es lo que importa.

No pude evitar sonreírle. Tenía razón, como siempre. Este momento era nuestro, y no debía dejar que nada lo arruinara.

Mientras el yate navegaba suavemente por las aguas cristalinas de Cerdeña, el ambiente se llenaba de risas y bromas. La conversación fluía entre todos, y el sol brillaba en lo alto, haciendo que el mar resplandeciera como un espejo.

En un momento, Kendall, que había estado observando el agua con una expresión de pura fascinación, se volvió hacia el grupo con una sonrisa traviesa.

— Chicos, ¿qué les parece si vamos a nadar? El agua se ve increíble — dijo, señalando el mar turquesa que nos rodeaba.

—¡Sí, vamos! — respondió Kylie, ya poniéndose de pie y buscando un lugar para cambiarse.

𝘿𝙚𝙡𝙞𝙘𝙖𝙩𝙚 ☆ Arda Güler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora