𝘿𝙚𝙡𝙞𝙘𝙖𝙩𝙚 ☆ Arda Güler

💭 act forty.

Mia's pov

El viaje desde el aeropuerto hasta la villa en Doha fue en completo silencio. Arda y yo habíamos hablado mucho sobre cómo dar la noticia del embarazo, pero ahora que el momento estaba cada vez más cerca, sentía cómo los nervios me invadían. No sabía exactamente cómo iban a reaccionar mis padres, ni siquiera mis hermanas, y aunque había pasado meses preparándome mentalmente para esto, el miedo seguía ahí, constante, haciéndome dudar.

Miraba por la ventana del auto, viendo cómo las luces de la ciudad se desvanecían mientras nos acercábamos a la villa familiar. Habíamos llegado de noche, lo cual, de alguna manera, me daba un respiro. Doha siempre me traía paz, pero en esta ocasión, la ansiedad opacaba todo.

Sabía que no sólo estarían mis padres esperándonos. George y Lewis también estaban ahí, y aunque Lewis había sido parte de la familia durante tantos años en Mercedes, esta Navidad sería la última que pasaría con nosotros como miembro del equipo. Eso lo hacía más especial, pero también más difícil. Luego estaban mis hermanas. Sophia y Kai, que parecían estar más enamorados que nunca, y Grace con Pablo, que siempre traían un aire de calma. Charles y Kylie, Jude y Kendall también estaban allí, todo el grupo completo, y eso sólo añadía más presión. ¿Cómo iban a tomarlo?

Arda mantenía su mano sobre la mía, apretándola de vez en cuando como para recordarme que no estaba sola. Pero incluso con su apoyo, no podía sacudirme el miedo de encima. ¿Qué pensarían todos? Sophia, tan organizada y siempre en control de todo, probablemente se sorprendería de que yo, la que siempre estaba tan segura de todo, no hubiera visto venir esto. Y Grace, que siempre había sido más emocional, probablemente lloraría, aunque no sabía si de alegría o preocupación. ¿Y mis padres? ¿Cómo iban a reaccionar? Toto finalmente había aceptado a Arda en la familia, pero esto… esto era algo completamente distinto.

Al final del camino, la villa apareció ante nosotros, iluminada por luces navideñas que le daban un aire cálido y festivo. Sentí cómo el nudo en mi estómago se apretaba más. No había vuelta atrás.

— Ya estamos aquí — dijo Arda suavemente, mirándome con una mezcla de apoyo y preocupación.

Asentí, respirando hondo antes de abrir la puerta del auto. Al salir, el aire fresco de Doha me golpeó el rostro, y por un segundo deseé que todo esto fuera sólo un sueño. Pero no lo era. Era real, y dentro de unos minutos, tendríamos que enfrentarlo.

El bullicio familiar nos recibió desde la sala principal. Arda y yo apenas habíamos intercambiado algunas palabras en el camino desde el aeropuerto, ambos inmersos en nuestros pensamientos. Sabíamos lo que venía, y aunque habíamos pasado semanas preparándonos para este momento, mi corazón latía con fuerza mientras me cubría más con el suéter que había escogido. No estaba lista para enfrentar esto, no aún.

La villa estaba decorada de manera impecable, las luces navideñas brillando en cada rincón, pero todo ese ambiente festivo no hacía más que aumentar mi ansiedad. Me aferré al suéter, tirando de las mangas para cubrirme aún más, como si eso pudiera ocultar la realidad que estaba a punto de desatarse.