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En dónde arda solo quiere conocer a la divertida estudiante de medicina
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Dónde Mia huye de los deportistas, pero cae ante el tímido turco del Real Madrid
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Mia's pov
El Santiago Bernabéu estaba lleno de energía mientras los aficionados del Real Madrid esperaban el comienzo del partido contra el Celta de Vigo. Estaba en las gradas junto a Rodrigo y Amelie. Habíamos decidido venir a ver a Arda jugar, algo que no hacía desde hacía tiempo. Mientras los jugadores se preparaban en el campo, Amelie y yo nos quedamos hablando de sus últimas obsesiones de belleza.
—¿Han probado los nuevos lip gloss de Rhode? —preguntó Amelie, mostrando un pequeño tubo brillante de su bolso.
—Sí, los he visto en Instagram. Todo el mundo habla de ellos —respondí sonriendo—. Me gusta el que tiene un toque de color rosa.
—Mi hermana está loca por ellos. No para de hablar de conseguir uno para su cumpleaños. — Rodrigo agregó riendo.
— Mi mayor meta es conocer a Annalise. — Dijo Amelie emocionada.
— Es tendencia esa chica. — Dijo Rodrigo mirando su celular.
El partido comenzó, y los tres nos sumergimos en la emoción del juego. Arda estaba en el campo, moviéndose con agilidad y destreza, demostrando por qué era uno de los mejores. No podía evitar sentirme orgullosa al verlo jugar.
En el segundo tiempo, el marcador estaba empatado 1-1. El Real Madrid estaba luchando por tomar la delantera. De repente, Arda recibió un pase perfecto y corrió hacia la portería. Con un movimiento rápido y preciso, disparó y el balón entró en la red. El estadio estalló en vítores.
Arda corrió hacia la cámara más cercana y, con una sonrisa radiante, formó una "M" con sus manos. Sabía que era para mí. Mi corazón latió con fuerza y una ola de emoción me invadió. El estadio entero coreaba el nombre de Arda.
—¡Eso fue increíble! —exclamó Amelie, abrazándome.
—¡Definitivamente lo fue! —agregó Rodrigo, con una gran sonrisa.
No podía dejar de sonreír. Ver a Arda dedicándome el gol me hizo sentirse más conectada con él que nunca.
Después del emocionante partido, donde el Real Madrid ganó 3-1, el grupo decidió ir a cenar para celebrar. Se reunieron en un restaurante cercano y, para sorpresa de los chicos, Arda y Nurgül se unieron a ellos.
—¡Qué partido! Jugaste increíble, Arda —dijo Rodrigo, dándole una palmada en la espalda.
—Gracias, amigo —respondió Arda, sonriendo—. Fue un buen juego.
Se sentaron alrededor de una mesa, riendo y charlando mientras esperaban la comida. El ambiente era relajado y alegre, lleno de bromas y anécdotas.
—Arda, ¿vas a jugar en el próximo partido de la Champions? —preguntó Rodrigo, curioso.
—No lo sé aún. Todo depende de lo que decida el entrenador. Pero espero que sí. Quiero estar en ese partido. — Arda se encogió de hombros, tomando un sorbo de su bebida.
