"Una hermosa rosa es del jardín aún cuando sus raices no están bien aferradas, teniendo al cambio y añorando ser situada en un lugar nuevo"
- Anónimo
Samantha
Desperté sudada esa noche, a pesar de que habíamos puesto el clima, yo sentía el calor recorrer mi cuerpo. Me levanté de mi cama con la intención de ir a la cocina por un vaso de agua cuando una fuerte mano me detuvo.
— ¿A dónde vas? .- pregunta mí querido esposo con su cara en la almohada.
— Por un poco de agua, no tardó.
— No te vayas .- insiste.
Me suelto de su agarre sutilmente, aprovechando que nuevamente se quedó dormido y me encamine a la cocina. Tenía mucho calor. No estaba enferma, pues no me sentía mal.
No entendía el porque de mi calor excesivo.Volví a la cama y tome el control para subirle al aire.
— No le subas, Sam .- nuevamente mi esposo hablando.
— Lo siento, cariño, pero tengo mucho calor .- dije, acto seguido le subí la temperatura al aire.
Note como Mau se tapaba por completo con nuestras sábanas.
Mejor. Pensé, no necesitaba esas mantas por el momento.Me costó recuperar el sueño, tenía está mañana una junta importante con un inversionista y tenía que llegar en mis mejores condiciones.
Decidí vestir formalmente, pues lo ameritaba. Antes de irme, deje el desayuno hecho para Mau, tenía que comer algo antes de ir al trabajo.
Me adentre en mi camioneta y me encamine hasta el punto de encuentro.El día se veía tan agradable, que por un momento, pensé en las posibilidades de bajar del carro e ir a pie. Descarte aquella idea cuando ví la hora. Iba cinco minutos retrasada.
Pise el acelerador y maneje rápido. Este negocio podía abrirme las puertas a nuevas oportunidades.
Mi negocio se basaba en una pequeña boutique, de la cual vengo trabajando casi toda mi vida. Mi madre me regaló el lugar y mi padre me dio un poco de capital para alzarla.
Jamás he podido sacar a relucir mis modelos, la boutique no está abierta al público en general, solo me dedico a venderle a gente importante. Pero mi sueño siempre ha sido tener mis diseños modelando para que el mundo me conozca. Pero mientras tanto, todo eso se queda en pequeñas fantasías que ansió cumplir.
Apenas me baje del carro, corrí sin descanzo hasta la cafetería. Mi invitado ya estaba sentado, tomando una taza de café, serio. Sin ningún tipo de emoción.
— Hola, buenos días .- extendí mi mano. Me regreso el saludo.
— ¿Y tú eres?
— Samantha Lambert.
El hombre pareció examinarme un poco, después de unos segundos que a mí me parecieron lo más tardado del mundo, sonrió.
— ¿Francesa he? .- me ofrece asiento.
— Así es .- contesto con una sonrisa.
— Que interesante, nunca me lo hubiera imaginado, por tu apellido lo deduje.
Reí, siempre deducían mi nacionalidad con tan solo escuchar mi apellido.
— Me lo dicen mucho.
El hombre sonrió nuevamente, me sentí más cómoda cuando hizo ese gesto.
— Bueno, ¿te parece ordenar? .- le hizo un gesto al mesero, quien se acerco con pluma y papel para tomar la orden -. Quiero ordenar el pan tostado con huevo, y por favor, un poco más de café cargado, nada de azúcar. Y para la señorita... .- volteo a verme esperando mi respuesta.
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Matrimonio Por Contrato
General FictionSamantha, una sencilla mujer con un futuro brillante por delante, y sueños de esperanza. Se verá obligada a casarse con un hombre egocéntrico que detesta la vida, para así salvar su pequeño emprendimiento de las garras de su ex marido. La conviven...