Capitulo 7.

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Samantha

Salí del edificio con las lágrimas en los ojos.

Me sentía muy mal por lo que había pasado la noche anterior.

Estaba tan mal que no agradecí realmente como quería al heredero Kuznetsov.

Pero no podía ni siquiera verlo a los ojos. Me sentía tan impotente por la manera en que me encontro, tan débil e insegura de mi misma.

Cuando siempre le había demostrado rudeza e incluso intimidación.

Espere toda la tarde a qué el señor Adrik me mandará algún mensaje explicándome detalles del trabajo ya que su regreso estaba a la vuelta de la esquina.

Pero jamás llegó aquello que esperaba. Así que tome la decisión de ir al día siguiente a averiguar si el señor Adrik ya estaba de vuelta.

Intenté descansar para estar en las mejores condiciones mañana.

No dormí nada. Las pesadillas se hicieron presentes nuevamente.

Yo. Ese hombre. Tocandome inapropiadamente.

Estaba temblando, y cuando sentí lo peor abrí los ojos rápidamente.

— Otra vez no .- me dije a mi misma.

Estaba sudando como siempre lo hacia cuando aparecían esas pesadillas.

No pude conciliar el sueño.

Baje a desayunar con cara de muerto. Nana lo noto.

— ¿No dormiste bien?

— No .- bostezo -. Algunas cosas me lo impidieron.

— ¿Quieres un café?

— No, no gracias. Me tomaré un energizante en el camino.

— Bueno, ¿Y respecto a la demanda de divorcio? .- pregunto, serena.

— Ya le tuvo que haber llegado. Estoy decidida a dejar de ser su esposa y a alejarme de el definitivamente.

— Me alegra que hayas tomado la decisión que dictaminó tu corazón.

— No se si hize bien.

— Claro que lo hiciste, que nadie te diga lo contrario.

Intento sonreírle, pero de mi rostro solo sale una mueca en un intento de sonrisa. Nana si sonríe al entender que me fuerzo en aparentar algo que no soy y no puedo sentir.

Tome mi bolso y salí hacia la empresa de los Kuznetsov. Esperaba con toda mi alma no toparme a Alexander. Aún seguía escondiendome de el.

Baje del auto e intente componer la seguridad que, según yo, aún me quedaba.

Camine por los pasillos llenos de gente que iba y venía.

Personas con maletines llenos de dinero y papeles. No entendía que estaba pasando, nunca había visto la empresa con tanto movimiento. Alguna fecha importante se aproximaba.

Me límite a mirar el suelo, cuando choque con un pecho bastante duro. Fue cuando me digne a alzar la mirada.

Esto no podía ser.

— Lo siento .- dije, agachando mi cabeza nuevamente.

— Lambert, ¿que te trae por aquí? .- su voz hizo que me estremeciera.

— Venia a ver a tu padre.

— Ah, no ha llegado .- dice, frío.

Levantó la cara y me topo con esos ojos en los cuales me pierdo. Estaba tan encantada con esos ojos que juro podía permanecer mirándolos por horas.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora