Capitulo 11.

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Samantha

¿Que estaba pasando? ¿Que era lo que acababa de decirme Alexander?

No lo podía creer, y me rehusaba a creerlo.

¿Recuerdan la vez que mi hermana Elaiza mencionó que ojalá me casará con un mafioso millonario que me mantuviera? Bueno, creo que su deseo se cumplió.

A duras penas y ella, nana, y Tessa puedieron entender y procesar todo esto.

Solo les había dicho que me iba a casar y que me iba a mudar, no les di detalles, despues me encargaré de darselos.

Ahora me encontraba en mi habitación asignada, vistiendome para la gran noche que me esperaba.

Mi hermana me compro un vestido negro pegado a mi hermosa figura.

Me deje el pelo suelto y utilize poco maquillaje.

No le iba a comentar nada al ogro que ahora vivía conmigo.

No tenía por qué.

Cuando me disponía a salir de la recámara choque con un Alexander arreglado.

Jesus, agárrame por qué ahí te voy. Este hombre estaba tan guapo.

Vestía todo de negro a excepción de sus tenis completamente blancos.

Portaba cadenas y una esclava de oro que, dios, era tan hermoso.

Aparte todo eso de mi mente cuando su voz captó toda mi atención.

— ¿A dónde vas? .- pregunta.

— Saldré con mi hermana, ¿tienes algún problema?

— No. Yo también saldré. ¿Tienes llaves de la casa?

— No.

Saca de su chaqueta un par de llaves que me extiende y acepto temblorosa.

— Gracias.

— No hay de que.

Sale de la casa y yo me quedo ahi. Me preguntó a dónde irá tan arreglado.

Salí de la casa igual que el y espere a que Tessa y Elaiza pasaran por mi.

•••

El antro al que íbamos estaba lleno de muchísima, pero muchísima gente.

Borrachos y demás rondaban por la zona.

Comenze a sentirme algo ansiosa. Tenía más de dos años que no me permitía salir a este tipo de noches.

Pues ponía como prioridad mi matrimonio y deseaba ser la mujer que tanto fantaseaba Mauricio.

Que me importaba ya. Hoy era noche de disfrutar, y vaya que lo iba a hacer. De eso me encargaría.

Teníamos en mente no pasarnos de copas ya que, no teníamos con quien irnos si eso llegaba a pasar.

Pero sabía que las borrachas de Elaiza y Tessa harían de lado aquello y terminarían ahogadas en alcohol. Yo sabía.

Por eso me límite a pedir agua apenas llegamos a la mesa.

— Está noche estará a toda madre .- exclama mi hermana, entusiasmada.

— Por supuesto, y para eso, hay que empezar con esto .- señala, Tessa, sacando una gran botella de vodka.

— Están locas si piensan acabarse todo eso .- les digo.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora