Alexander
Papá estaba sentado en el sofá de mi
casa, esperando.Mientras yo me encargaba de servirnos un par de cervezas frías.
Me acerque a el y le entregué la suya.
— Gracias.
— Aún no entiendo a qué vienes.
— Si te digo que es para ver a mi hijo se que me mandaras a la verga, así que iré al grano.
— Por favor.
— Samantha está desaparecida. No sé ha comunicado conmigo en una semana y tengo a los provedores esperando por una respuesta que solo ella me puede dar.
— ¿Que tiene eso? .- pregunto, bebiendo mi trago.
— Necesito ir a su casa, ¿de casualidad no cuentas con la dirección?
— Yo no .- noto la desilución en su rostro -. Pero, Raúl si.
— Bien.
Continuamos con un silencio eterno, mientras bebíamos sin emitir sonido alguno.
Recuerdo que Lambert le había dicho a papá que se encontraba resfriada y que no se presentaría durante días. Pero ya va una semana y el trabajo se nos ha acumulado.
Incluso yo también estoy siendo presionado por los demás.
Era urgente dar con su paradero.
Saque mi móvil e hize una llamada rápida. En menos de quince minutos, el ya estaba en la puerta.
— ¿Me necesitaban señor, Adrik? .- pregunta, adentrándose en el apartamento.
— Si. Que bueno que estás aquí .- dice, papá levantandose del sofá.
— ¿Paso algo grave? ¿Necesita algo?
— ¿Tienes la dirección de la señorita, Lambert?
— Recuerdo algunas cosas.
— ¿Serías capaz de ubicar las calles?
— Puede.
— Bien. Vamos, tenemos que ir.
— Vayan ustedes .- digo.
— Ay hijo, no te pregunté, así que cállate y solo obedece.
Raúl solo se reía. Y yo le saque la lengua cuando esté me dió la espalda.
Deje en la barra mi tarro y me dirijo hacia la salida.
Ya en la camioneta de papá, comenzaron a molestarme, como era de costumbre.
— Samantha es muy linda, ¿verdad, Ale? .- habla el idiota de mi amigo.
— No.
— Vamos hijo, no seas tan duro contigo mismo.
— No es linda. Punto.
— Déjelo señor. Dice eso ahora, pero hace una semana se enfrentó con el marido de ella, y según el, lo haría por cualquiera, pero no le creo nada por qué hasta se peleó por ella.
Papá freno de golpe, ocasionando que yo me golpeara la frente con el asiento de adelante, y Raúl, quien iba de copiloto rebotara con la ventana.
— Maldición .- digo, tocandome la frente.
— Señor, tampoco era para que hiciera eso, no trae ganado .- ahora, Raúl también se queja.
— ¿Que carajos hiciste que, Alexander? .- papá estaba enojado.
ESTÁS LEYENDO
Matrimonio Por Contrato
General FictionSamantha, una sencilla mujer con un futuro brillante por delante, y sueños de esperanza. Se verá obligada a casarse con un hombre egocéntrico que detesta la vida, para así salvar su pequeño emprendimiento de las garras de su ex marido. La conviven...