Capitulo 31.

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⚠️ ADVERTENCIA ⚠️

EL CAP CONTIENE UN TEMA DELICADO COMO LO ES LA VIOL@C!0N
SALTATE ESA PARTE SI TE PARECE MUCHO.

AHORA SI, CONTINUEMOS

Samantha

Todo el día estuve ignorando a Alexander.

Sentía una pena gigante con el por lo ingenua que fui ayer. Y sentía unas ganas de agarrar un arma y pegarme un tiro aprovechando que ya sabia disparar.

Para no toparme con el cuando despertara, preferí salir muy, pero muy temprano de la casa y pasar el resto del día en el trabajo. 

Cada vez estoy más agotada y siento que en cualquier momento mi cuerpo no va a dar más.

Y tenía razón. Ni cuenta me di de en qué momento termine dormida encima de unos papeles que estaba revisando.

— Samantha .- escucho que alguien susurrar.

Me mueven un poco pero no estoy dispuesta a levantarme y empezar a escuchar quejas de los demás. Estoy agotada.

— Samantha, despierta.

— Ahora no. Estoy cansada.

— Vamos, levántate.

A regañadientes cedo y levantó la cara del escritorio. Tengo el cabello desordenado y seguramente la cara marcada por donde dormí.

— ¿Estás bien? .- abro los ojos para chocar con los de Alida.

— Algo así, estoy muy cansada .- bostezo.

— ¿Por qué estás aqui tan temprano?

— ¿Que hora es?

— Las diez, siempre llegas aquí en la tarde.

— Quise venir a adelantar el trabajo. Se me está juntando todo.

— ¿Esa es la verdadera razón?

¿Para que mentir si siempre logra sacarme la verdad? Por más que intente retenerla.

— Tuve algunos problemas en casa y preferí estar aquí.

— Lo entiendo, no preguntaré más. ¿Por que no mejor sales a dar una vuelta? Así te despejas y vienes más despierta.

— Supongo que es buena idea .- digo, levantándome de la silla.

Salgo del edificio y comienzo a caminar algunas cuadras para despertar.

Llevo los lentes y cubrebocas que me obligan a usar cada que salgo o entro.

Tengo un sueño terrible. Unas ganas de pasarme una semana entera durmiendo lo más que pueda para regresar y estar más despierta que antes.

Pero supongo que es lo que tengo que sacrificar.

Al regresar ya me estaba esperando un buen desayuno en mi oficina. Bendita sea la hora en que conocí a Alida.

Es mi ángel de la guarda. Siempre me salva de los aprietos y está muy al pendiente de mi. Cosa que yo ya no he hecho por mi misma.

— Gracias por el desayuno .- le digo.

— No hay de que. Me preocupa un poco el hecho de que siempre te saltes tus horas de comida por estar trabajando.

— El trabajo es importante y lo sabes Alida.

— Si, pero no a costa de tu salud. Si sigues así tendré que amarrarte a la silla y te obligare a tomar descansos.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora