Capitulo 39.

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Samantha

No recordaba muy bien lo que había
pasado ayer en la gala. Solo se que ahora me encontraba en mi cama, con mis sábanas cubriendome hasta el pecho.

Cuando intenté levantarme de la cama, tropecé y acabe en la alfombra.

¿Que había pasado?

Mi vestido estaba colgado del otro lado de la habitación y mis tacones a un lado de mi mesita de noche.

Tenía trabajo pendiente y tenía una resaca horrible.

Había tomado mucho, pero no recuerdo la razón.


Horas antes


Estaba saliendo del baño, me había retocado el labial e intentaba calmar los nervios que estaban comiéndome viva.

Roberto se me apareció de la nada en la salida del baño.

— Samantha Valencia, esposa del heredero Kuznetsov. Que información más valiosa estoy poseyendo en mis manos.

— No se te ocurra abrir la boca.

— No hay nada que pueda convencerme de no hacerlo.

— Roberto, de verdad que no te conviene.

— ¿Crees que te tengo miedo? Eres una niña ingenua en un puesto bastante grande que no te queda.

—Tienes razón, ahora quítate y lárgate.

— Me vas a tener que sobornar bastante si no quieres que le diga a Alexander quien eres realmente.

Se me hiela la sangre al escuchar eso.


Presente


Me dolía la cabeza como el jodido demonio.

Y aún así no podía atrasar el trabajo, por más que quisiera quedarme en casa y descansar lo más que pueda.

Alexander estuvo todo el día en el campo y solo se apareció en la noche para dormir. Está vez llegó tarde y me pareció bastante raro.

Al día siguiente me encontraba caminando por los alrededores del lugar que dirijo. Observaba como todos corrían de un lado a otro o platicaba entre si.

Aún no le caigo bien a nadie de aquí y realmente me vale una mierda. Si no les gusta como son la cosas la puerta principal es bastante grande como para que desaparezcan de mi vista lo más pronto posible.

Me encontré con Alida corriendo hacia mi. Su semblante parecía bastante preocupado.

— Samantha, te tienes que ir de aquí ya .— me dice.

— ¿Que? ¿Por qué?

— Estás en peligro, necesito sacarte de aquí lo más pronto posible.

— Alida, me estás asustando, ¿que está pasando?

— Hay un problema afuera, necesito que te muevas.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora