Capitulo 20.

11.2K 692 393
                                    

Alexander

Ahora me encontraba en la casa de mis abuelos. Entrenando.

Abuelo nos estaba observando mientras Raúl y yo tirabamos.

El estaba muy atento y no dudaba en hablar cuando notaba un error.

— Alexander .- me dice y volteo -. La posición con la que disparas es muy cerrada, corrigela.

Le asiento y lo hago.

Mi abuelo siempre parece un militar cuando se trata de entrenar.

Cuando tenía 15 años, el nos entrenaba y eran entrenamientos que acababan con nosotros. Era demasiado agotador.

Por eso siempre Raúl y yo preferíamos que papá o Vladimir nos entrenarán ya que ellos eran más relax a comparación de mi abuelo.

Después de una hora, por fin fuimos libres y Raúl y yo corrimos a la cocina donde ya nos esperaba un buen banquete.

El cual devoramos.

Cada que terminamos un entrenamiento es de ley ir a algún lugar a comer ya que el hambre no se hace esperar y llega como una bestia intentando salir de su jaula.

No era extraño para mi abuela y su cocinera tener que preparar montones y montones de comida.

— Ale .- alguien capta mi atención.

— ¿Que pasa, abu?

— ¿Podemos hablar en el despacho de tu abuelo?

Volteo a ver a Raúl quien se encoje de hombros.

Por un momento pienso que estoy en problemas pero descartó esa idea rápidamente, ¿por qué lo estaría si no he hecho nada?

Me levanto de mi lugar y la sigo.

Hace mucho que no pasaba a el despacho de mi abuelo.

Aveces me traia malos recuerdos que no deseaba revivir. Era algo doloroso.

— Toma asiento .- me indica mi abuela, señalando el sofá café de cuero que se encontraba ahí.

Hago caso y me siento. Algo se trae que está actuando muy extraño. A mí no me engañan.

— ¿Podrías dejar el misterio, abuela? Comienzas a asustarme.

Ella se sienta a mi lado y me voltea a ver fijamente.

— ¿Por qué me mentiste?

Se me paraliza el corazón. No puede ser. No puede habernos descubierto en la mentira.

— ¿Que? ¿Cómo que te menti? ¿de que hablas?

— Sabes muy bien de que te hablo, Alexander. No te quieras hacer el gracioso conmigo.

Volteo a un lado de ella.

Puedo jurar que Samantha fue la que le confeso todo, si no, ¿que carajos me explica que se allá enterado de toda esta farsa?

— No estoy aquí para juzgarte, mi niño. Eso jamás. Pero me causa algo de curiosidad el hecho de que quieran aparentar algo que no son .- dice refiriéndose a mi matrimonio con Samantha.

— Son algunas cosas que mi papá me exige .- me encojo de hombros.

— ¿Sabes que conmigo puedes contar para lo que sea, verdad?

Asiento.

— Muy bien. Platícame una cosa, ¿a ti te agrada esa muchacha?

Me sorprendo por la pregunta. Se perfectamente mi respuesta pero sabía que esto mi abuela lo estaba utilizando para sacarme mas información de la debida, a mi no me agarran de pendejo, y debo saber mover bien mis fichas.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora