Capitulo 22.

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Alexander

Encontré a la rubia abrazada a mi cuerpo.

No sé cómo chingados habíamos llegado a esa posición si solamente dormimos agarrados de la mano.

Giro un poco la cabeza para verla mejor.

Sentí una punzada en mi pecho al ver su rostro rojo por el golpe que le metieron.

Por qué si, lo ví todo y no me pude contener. Golpee hasta destruirle el rostro al maldito que le puso una mano encima.

Verla dormida me daba una paz. Estaba feliz de que estuviera bien.

Papá aún no sabe nada, pero se que me va a obligar a mantenerla vigilada 24/7 aún cuando a ella no le guste.

Urgía que supiera defensa personal.

No la podré cuidar siempre aún cuando esté pendiente de ella todo el tiempo.

La muevo un poco evitando despertarla y me levanto de la cama para salir de la habitación.

Bajo a la cocina donde ya me encuentro con mi mejor amigo comiendo lo que hay en el refrigerador.

Me quedo cruzado de brazos y lo observo hasta que el nota mi presencia.

Me sonríe y termina de tragarse lo que trae en la boca.

— Buenos días, mi buen amigo .- saluda.

— Buenos días a mi saqueador de comida favorito.

— Que lindo apodo.

Me acerco donde está el y paso a su lado para tomar un vaso y tomar agua.

— ¿Cómo amaneció, Sammy? .- pregunta, observandome.

— Sigue dormida. No la quise despertar.

— ¿Y tú? ¿Dormiste bien?

— Algo así. Samantha se mueve mucho y me incómodo un poco por qué me pateo muchas veces.

El me observa con la boca abierta. Un gesto de sorpresa es lo que noto en su rostro.

¿Que vergas dije?

— ¿Que? .- le pregunto.

— Tu...tu... .- me señala.

— Yo, ¿yo que?

— ¿Dormiste en la misma cama que Sammy? .- suelta al fin.

Ahora me doy cuenta de lo que dije. Me deje expuesto.

Chingada madre.

— No...

— No mis huevos, cabron. Dormiste con ella. ¡Dios mío! Quisiera gritar ahora mismo.

— Ni se te ocurra hacerlo por qué te disparo.

— Es que esto es, es verdaderamente impresionante, no lo puedo creer .- dice, saltando de la alegria.

— Cuidadito con que digas algo de esto por qué de juro que te dejo sin herencia.

— Tranquilo. Tu secreto está seguro conmigo.

— Ni siquiera me lo creo .- digo mientras me voy a sentar al sofá.

El se sienta a mi lado y se que tiene un montón de preguntas que me obligará a responder.

— ¿Y ahora que quieres? .- le digo.

— Un par de respuestas nada más.

— ¿Y como por qué debería?

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora