Dedicado a Anahys
Samantha
Puedo jurar que ayer fue el mejor día de mi vida. Oficialmente Alexander y yo habíamos formalizado nuestro matrimonio.
Nada de farzas, ahora era de verdad y estaba emocionada por ello.
Ayer después de cenar, regresamos a casa para compartir otro momento mágico, ya que habíamos pasado el resto de la noche viendo películas de romance. Mis favoritas.
Y aunque al principio me había mandado por un tubo, pude convencerlo de acompañarme.
Nos habíamos quedado dormidos abrazados en el sillón.
La luz del sol que se colo entre las cortinas de la sala me despertó.
Me frote los ojos y me estire con Alexander abrazado a mi cuerpo.
Sonrió al verlo de esa manera. Peino un poco su cabello y quitó cuidadosamente su brazo para poder levantarme del sillón. Pero al parecer el estaba despierto y evito que quitará su agarre.
— No te vayas .— murmura. Su voz sonaba ronca.
— Tengo que ir a trabajar.
— Un rato más, Samantha.
— Alex, también tienes que ir a trabajar.
Esconde el rostro en mi cuello y deja pequeños besos en el.
— Prometo que llegaré más temprano y haremos lo que quieras.
— ¿Lo que quiera?
— No empieces.
Quito su brazo y me levanto de dónde estoy.
Siento su mirada mientras subo las escaleras para irme a arreglar.
El día de hoy había optado por vestir de negro totalmente. Ya que hoy tendría una tarea muy importante que cumplir.
Últimamente había estado entrenando por mi propia cuenta. Practicaba con las armas. Continuaba aprendido a pelar y más.
Me fui sin desayunar ya que estaba algo apurada por salir de casa.
Iba manejando con una gran sonrisa en mi rostro. Por qué no podía dejar de pensar en la noche de ayer. Me era imposible.
Cada palabra que dijo, me sonaba sincera. Me tocaron el corazón y de verdad esperaba que lo que estaba surgiendo entre ambos funcionará y marchara bien.
Aunque se que nada camina bien si hay mentiras de por medio. Lo tengo tan presente que al momento de confesarle todo lo que sentía por el, estaba por echarme para atrás.
Cuando llegue a mis instalaciones, me coloque la gargantilla y suspiré.
Camine hacia el interior del edificio, encontrándome de frente con Jones.
Quien me extendió un cigarro que coloque en mi boca y prendí con el encendedor que guardaba en mi saco.
No fumaba mucho. Muy pocas veces lo hacía. Tessa fue la que me enseñó a hacerlo. Ella si fuma un poco más seguido que yo.
El humo que expulsó por mi boca se dispersa por todo el lugar.
Jonesy yo caminábamos en silencio absoluto.
— ¿Cómo se siente hoy, mi señora? .— me pregunta.
— Mejor.
— Hay unas cosas que necesito firme. Para que se lleven a cabo.
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Matrimonio Por Contrato
General FictionSamantha, una sencilla mujer con un futuro brillante por delante, y sueños de esperanza. Se verá obligada a casarse con un hombre egocéntrico que detesta la vida, para así salvar su pequeño emprendimiento de las garras de su ex marido. La conviven...