Samantha
Alexander está mañana dejo en mi habitación una nota donde me decía la hora en la que saldríamos a cenar.
Es la primera vez que lo haremos y sinceramente estoy muy, pero muy nerviosa.
No sé que signifique esto en nuestra convivencia pero me siento bien con ello.
Estoy en mi oficina, esperando la llamada de Tessa, quien me iba a venir a visitar.
Por qué si, acepte nuevamente el cargo. Pero no lo hize por ellos. Lo hize por mi, por mi hermana.
Por qué yo no merecía ser humillada de esa manera y no iba a permitir darles la razón a ese par de personas que se hacen llamar mis padres.
Y les iba a demostrar que puedo más que ellos.
Aunque eso me implicara dejar de lado varias cosas.
— ¿Cómo te haz sentido? .- me preguntó, Alida desde la puerta.
Se acerca y toma asiento en una silla.
— Pues...mejor. La verdad es que ahora no quiero verles la cara en este lugar a mis padres. Ni hoy ni dentro de días.
— Es entendible. Aún no puedo creer que Samuel haya echo todo eso solo para salvarse el culo.
— Sabía que iba a regresar, así que me divertí un poco con el caso.
Cuando acepte volver, le dejé muy en claro a mi papá que dónde mi madre me volviera a poner una mano encima yo misma los entregaba a Kuznetsov.
Los tenía amenazados y sabía que así ni siquiera iban a querer estar donde yo este. Mejor para mí.
Tocan la puerta y Alida se levanta para abrirla.
— Mi señora .- habla mi guardaespaldas.
— ¿Que sucede? .- digo, sin levantar la vista de los papeles que tengo frente a mi.
— El señor Márquez la está buscando.
Levantó la vista y enarco una ceja. ¿Para que quiere verme ese hombre ahora?
— ¿Que hace aquí? Pensé que lo tenían vigilado como para que no saliera.
— Así fue, mi señora, pero insiste mucho en que quiere hablar con usted.
Volteo a ver a Alida.
— A lo mejor y es para aclarar algunas cosas .- me susurra.
— Bien, deja que pase.
— Como ordene.
Cierra la puerta y minutos después aparece el. Márquez.
Le hago una seña para que tome asiento cuando veo que pretende quedarse parado.
— ¿Que necesitas? .- le pregunto de una vez y sin rodeos.
— Quiero irme. No estoy seguro aquí.
Suelto una risa que de verdad es sincera.
— Me temo que eso será imposible, no lo puedo regresar a Italia.
— ¿Por qué no?
— Por qué así lo deseo yo, ¿que piensa? ¿que esto es un hotel, de dónde puede salir y entrar? Claro que no.
— Samuel jamás me hubiera traído sabiendo las circunstancias.
— Pero yo no soy Samuel .- me cruzo de brazos -. Y eso ya debe quedarles muy claro. No lo enviaré a Italia. Aquí se queda por qué se queda.
ESTÁS LEYENDO
Matrimonio Por Contrato
Ficción GeneralSamantha, una sencilla mujer con un futuro brillante por delante, y sueños de esperanza. Se verá obligada a casarse con un hombre egocéntrico que detesta la vida, para así salvar su pequeño emprendimiento de las garras de su ex marido. La conviven...