Capitulo 30.

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Alexander

Después de lo que pasó anoche con, Lambert, no me ha dirigido palabras ni miradas.

Perece que yo no existo para ella de la noche a la mañana y es algo raro.

No sé cómo carajos Amanda consiguió mi nuevo número, pero ha estado marcando todo el jodido día y no le he contestado.

Estaba con mi mejor amigo en casa revisando algunas cosas del trabajo de la empresa cuando el timbre sonó.

— Voy yo, termina de contabilizar eso .- me dice.

Sale de la habitación y escucho sus pasos alejarse.

Es una mamada tener que estar haciendo esto. Debería estar durmiendo, por qué es lo último que termino haciendo.

Empiezo a escuchar unas voces pelando a lo lejos.

Me parece extraño, así que me levanto de dónde estoy y salgo de mi habitación.

Las voces cada vez se hacen más intentas, bajo las escaleras y me dirijo hacia la puerta. Dónde se encuentra mi amigo.

— Déjame pasar, Collins .- la voz de una mujer se escucha.

— No veo razón para que estés aquí, buscándolo, Amanda.

Así que es Amanda. ¿Ahora que quiere está mujer?

Hago a un lado a Raúl y ahora me encuentro frente a ella. Que al verme sonríe.

— Amanda, ¿que tan difícil es entender que ya no te quiero ver? ¿sabes lo que Samantha terminará por hacerte si sigues insistiendo?

— Esa mujer no tiene ni un solo gramo de valentía. No me va a hacer nada.

— Yo que tú, no hablaría tan rápido .- le dice, Raúl.

— ¿Que necesitas? .- necesito desacerme de ella lo más rápido posible.

— Necesitamos hablar.

— ¿Sobre que?

— Yo sé que no estás preparado para esto. Pero necesito que te tomes con calma la situación.

— Ve al maldito grano, Miller.

La escucho suspirar.

— Estoy embarazada.

Se escucha que algo cae al suelo en seco y volteo a ver qué fue.

Raúl estaba tirado en el suelo.

¿Por qué siempre me deja solo e vulnerable cuando se trata de mujeres?

— Veo que le sorprende la idea de ser, tío .- bromea, algo que no me causa nada de gracia.

— ¿De dónde sacaste que estás embarazada?

— Me enteré hace unos días. Hice las cuentas y todo apunta a ti.

— No puedes estar embarazada, nos cuidamos.

— Puede que yo no. Olvide tomar la pastilla la otra vez.

Siento como me quiero desmayar y pensar que esto es una jodida pesadilla.

Por qué no puede ser real. Y menos viniendo de una víbora como Amanda.

— Estás mintiendo .- la señaló con el dedo índice.

— ¿Por qué jugaría con algo así de delicado? Y más contigo.

— Esto no puede ser verdad. Tu sabes cuándo odio a los niños.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora