Alexander
Después de lo que pasó anoche con, Lambert, no me ha dirigido palabras ni miradas.
Perece que yo no existo para ella de la noche a la mañana y es algo raro.
No sé cómo carajos Amanda consiguió mi nuevo número, pero ha estado marcando todo el jodido día y no le he contestado.
Estaba con mi mejor amigo en casa revisando algunas cosas del trabajo de la empresa cuando el timbre sonó.
— Voy yo, termina de contabilizar eso .- me dice.
Sale de la habitación y escucho sus pasos alejarse.
Es una mamada tener que estar haciendo esto. Debería estar durmiendo, por qué es lo último que termino haciendo.
Empiezo a escuchar unas voces pelando a lo lejos.
Me parece extraño, así que me levanto de dónde estoy y salgo de mi habitación.
Las voces cada vez se hacen más intentas, bajo las escaleras y me dirijo hacia la puerta. Dónde se encuentra mi amigo.
— Déjame pasar, Collins .- la voz de una mujer se escucha.
— No veo razón para que estés aquí, buscándolo, Amanda.
Así que es Amanda. ¿Ahora que quiere está mujer?
Hago a un lado a Raúl y ahora me encuentro frente a ella. Que al verme sonríe.
— Amanda, ¿que tan difícil es entender que ya no te quiero ver? ¿sabes lo que Samantha terminará por hacerte si sigues insistiendo?
— Esa mujer no tiene ni un solo gramo de valentía. No me va a hacer nada.
— Yo que tú, no hablaría tan rápido .- le dice, Raúl.
— ¿Que necesitas? .- necesito desacerme de ella lo más rápido posible.
— Necesitamos hablar.
— ¿Sobre que?
— Yo sé que no estás preparado para esto. Pero necesito que te tomes con calma la situación.
— Ve al maldito grano, Miller.
La escucho suspirar.
— Estoy embarazada.
Se escucha que algo cae al suelo en seco y volteo a ver qué fue.
Raúl estaba tirado en el suelo.
¿Por qué siempre me deja solo e vulnerable cuando se trata de mujeres?
— Veo que le sorprende la idea de ser, tío .- bromea, algo que no me causa nada de gracia.
— ¿De dónde sacaste que estás embarazada?
— Me enteré hace unos días. Hice las cuentas y todo apunta a ti.
— No puedes estar embarazada, nos cuidamos.
— Puede que yo no. Olvide tomar la pastilla la otra vez.
Siento como me quiero desmayar y pensar que esto es una jodida pesadilla.
Por qué no puede ser real. Y menos viniendo de una víbora como Amanda.
— Estás mintiendo .- la señaló con el dedo índice.
— ¿Por qué jugaría con algo así de delicado? Y más contigo.
— Esto no puede ser verdad. Tu sabes cuándo odio a los niños.
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Matrimonio Por Contrato
General FictionSamantha, una sencilla mujer con un futuro brillante por delante, y sueños de esperanza. Se verá obligada a casarse con un hombre egocéntrico que detesta la vida, para así salvar su pequeño emprendimiento de las garras de su ex marido. La conviven...