Capítulo 59.

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Samantha

Abrí los ojos y lo primero que capte fue como todo a mi alrededor daba vueltas.

Estaba mareada.

Parpadeo un par de veces para ver si mi vista se aclara.

Alexander está tumbado a mi lado, durmiendo más que nunca. Seguimos con la misma ropa de ayer en la noche.

No recuerdo nada. No sé que pasó, solo se que me puse a beber muchísimo y acabé vomitando. Solo que no recuerdo dónde.

Me levanto de la cama pero tropiezo y caigo.

— ¿Que fue eso? .— pregunta Alexander, aún acostado.

— Nada .— le digo.

Camino tambaleandome hasta el baño. Me quito la ropa y me meto en la regadera con el agua fría, para despertar de una maldita vez.

Me duele mucho la cabeza y aún tengo las náuseas de ayer.

Sali del baño y me aliste para salir. Alexander seguía dormido y yo también me estaba quedando dormida mientras me planchaba el cabello.

Me asusté cuando me percate del gran mechón blanco que había en mi cabello. Alejo la plancha de pelo y me examinó el cabello.

Lo rubio aún seguía pero lo blanco se estaba adueñando de el. No me gustaba como me veía.

Otra vez me estaba recordando lo que sufrí por el bullying que papá me hacía solo por tener esta condición.

Recargo los codos en el tocador y pongo mi cabeza entre mis manos. Enterrando mis dedos en las hebras de mi cabello.

Cierro los ojos e intento respirar profundo. Esto con la intención de alejar los malos recuerdos que ya se querían avecinar en mi mente.

— No te ves mal, te ves bien .— me digo.

"Te ves horrible, ve nadamás ese cabello, eres una niña horrible, ¿por qué no puedes ser como Elaiza? Sin condiciones raras ni nada"

— Estoy bien, estoy bien.

No puedo alejar la voz de mi papá de mi cabeza. Me pega en ella como si fuera un martillo, con crueles palabras que solo me hieren.

Pasado

— Ve nomás como traes el cabello, Samantha .— me dice mamá en la comida.

— Lo siento, ma Elaiza y yo nos estábamos revolcando en el césped y por eso traigo el cabello así.

Mama voltea a ver a mi hermana y regresa su cruel mirada hacia mi.

— No metas a tu hermana en esto. Tu hermana es perfecta, ¿que acaso no la ves?

Agacho la mirada.

— Si, lo veo mamá. Mi hermana es más bonita que yo.

— Tata también es linda mamá — le dice mi hermana.

— Es linda, puede ser, pero tu eres muy hermosa y mucho más encantadora que ella.

— No diga eso de su hija, señora .— le habla nana, dejando en la mesa una charola con galletas que mi mamá ordenó para mí hermana —. Ambas son muy hermosas. Reflejan la belleza de sus padres.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora