Capitulo 56.

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Alexander

Después de darle el arma que mandé hacerle a Samantha las cosas entre nosostros mejoraron de una manera genial.

Parecíamos de verdad una pareja de esposos felices disfrutando de lo jóvenes que eran.

Acompañaba a Raúl a comprarse un par de cosas ya que el y Tessa se habían cambiado de hogar.

Y como su casa era bastante enorme, con los muebles que antes tenían no la llenaban.

— ¿Que le pareció el regalo a Sammy? .— me pregunta, interrumpiendo la nube de mis pensamientos.

— Creo que le gustó.

— ¿Crees?

— Bueno, le gustó.

— Me alegro que ya puedan respirar en el mismo lugar que el otro.

— No seas idiota.

— Lo digo enserio.

— Supongo que son cosas que pasan en la vida. Pero dejemos de hablar de eso y termina de escoger los muebles que te vas a llevar.

— Tessa quiere bastantes. No sé por qué ella no vino.

— Buena pregunta.

Raúl antes de su relación con Tessa jamás se había dejado dominar por otra persona.

Pero ahora que su novia llegó a su vida, lo veo como un perrito, obedeciendo cada orden que le da Tessa y es me provoca risa.

Después de que pasamos un buen rato buscando todo tipo de muebles, por fin nos encontrábamos en la nueva casa de Raúl, esperando a que trajeran los muebles.

— Es bastante grande, incluso más que la mía .— le digo.

— Vladimir me la regaló.

— ¿Y eso?

— No lo se. Al principio me negué por qué recibir esto de su parte ya era muchísimo, el ya me ha dado bastante y no quería volver a molestar.

— Jamás serás una molestia para mí tío.

— Lo se. Pero sabes cómo fueron las cosas y así se tienen que quedar.

— ¿Tessa no está?

— Salió hacia su trabajo, regresa más tarde. ¿Quieres algo de beber?

— En realidad no, solo quiero dormir. Estuve toda la noche firmando un montón de papeles que Darío necesitaba para hoy.

— ¿Cuando es la cena con tus nuevos socios?

— Pasado mañana. Tu y Tessa estarán presentes. Les aparte lugares.

— ¿De verdad?

— Si, agradeceme.

— Oh gracias, mi poderosisimo rey.

— De nada, esclavo.

Ambos reímos.

— Me tengo que ir. Necesito ir a checar un par de cosas.

— ¿Seguro que no necesitas ayuda?

— Nah. Puedo solo.

— Bien, entonces.

Me despido de mi mejor amigo y ahora me dirijo hacia las instalaciones de mi organización.

Darío estaba de un lado a otro. No sé quiénes son las personas que vienen. Supongo que son figuras importantes por qué nada me explica el hecho de que toda mi gente esté buscando lucirse.

Matrimonio Por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora