Alexander
Samantha actuó bastante raro durante la cena. No dejaba de moverse sobre su lugar y le temblaba mucho el labio inferior.
Odiaba tener que venir a estas estúpidas galas dónde solo llegaban poderosos de cualquier lugar a presumir todo el dinero que tienen.
Solo para esto servian.
Remuevo un poco el vino que hay en mi copa y la llevo a mis labios.
La gente se ha parado a bailar y Tessa y Raúl también lo han hecho. Dejándonos a Samantha y a mi con mi papá y tío.
No la iba a sacar a bailar, por qué sería darle cuerda a lo que estaba pasando entre ambos y como ella lo ha dicho, llegó a su fin. Así que mejor dejare pasarlo y admitiré que fue un error.
Aunque muy en el fondo se que no es así.
— Iré al baño .— me anuncia la rubia.
Yo asiento como respuesta y ella se pierde en la multitud.
Samantha me había encontrado abrazado de Liza hace unos días atrás y últimamente ha estado actuando algo raro.
No hemos hablado más de lo necesario, no ha pasado nada entre nosostros y siempre evitamos estar en casa al mismo tiempo.
Pero debo admitir que ese vestido que lleva está noche la hace ver tan hermosa.
No sé lo dije por qué se supone que debo seguir el juego pero me costó mucho autocontrol no decirle la belleza andante que era.
Raúl y Tessa regresaron después de un rato.
— ¿Y mi amiga? .— me pregunta Tessa por encima de la música.
— Baño.
Ella se va y Raúl aprovecha para sentarse a mi lado.
Está en silencio, cruzado de brazos.
— ¿Y ahora que hiciste? .— dice.
— ¿Cómo que que hice?
— Si, ¿cuál es el problema que tienen ahora?
— El mismo de siempre. Me dijo que fuera lo que fuera que estuviese pasando, dejáramos de hacerlo. Que no quiere seguir avanzando.
— ¿De verdad ella te dijo eso?
— Si.
— ¿Y tú cómo te sientes al respecto?
— No lo se.
Claro que lo sé. Extraño sentirla en mis manos. Llegar y poder abrazarla sin problemas. Besarla cada que se me diera la gana.
Samantha me había envuelto en una capa de mi personalidad que no conocía para nada. Pero me estaba gustando. Y el sentirla lejos de mi no me agradaba para nada.
Era torturoso.
— Pero no importa .— mientes -—. Yo no le ruego a nadie.
— Eso es cuando no te interesa ni la mosca.
— Últimamente estás muy aconsejador.
— ¿No quieres que hable con Sammy?
— No. Ella ya tomó su decisión.
— Pero no estás de acuerdo, o que, ¿me niegas que no sientes algo al verla hermosa como está está noche?
Volteo a verlo. Sus ojos esmeraldas brillan.
Y una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro.
— No siento nada.
— Te vas a morir de tanto mentir. ¿Por qué te cuesta admitir lo que sientes?
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Matrimonio Por Contrato
General FictionSamantha, una sencilla mujer con un futuro brillante por delante, y sueños de esperanza. Se verá obligada a casarse con un hombre egocéntrico que detesta la vida, para así salvar su pequeño emprendimiento de las garras de su ex marido. La conviven...