7: Noticias Devastadoras

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Victoria pasó la mañana buscando a Michael por todos lados. Revisó el viejo roble, la cocina, y la pequeña cabaña donde vivía con su madre, Clara. Pero Michael parecía haber desaparecido, y la ausencia de su amigo dejaba un vacío palpable en su corazón, una sensación de soledad que la acompañaba a cada paso.

Finalmente, Clara se acercó a ella con una expresión de preocupación.

-Victoria, tu padre quiere hablar contigo. Dice que es importante -advirtió Clara con un tono serio.

Victoria asintió y se dirigió a la oficina de su padre, sintiendo un nudo en el estómago. George Thompson la esperaba detrás de su gran escritorio, su semblante serio y decidido.

-Victoria, siéntate -dijo, señalando una silla frente a él.

Ella obedeció, notando el montón de papeles sobre el escritorio.

-He estado haciendo arreglos, en caso de que mi corazón me falle antes de lo esperado -comenzó George, su voz pesada-. He firmado los documentos para que, si algo me sucede, tu custodia pase a manos de mi hermano Frederick.

Victoria sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. Frederick, a quien no había visto en años, era un hombre que traía consigo oscuros recuerdos de su infancia. Había intentado aprovecharse de ella en varias ocasiones, y la idea de que su padre la entregara a él era insoportable.

-Papá, no puedes hacer eso -protestó, su voz temblando-. No quiero vivir con Frederick.

George la miró con incomprensión, ajeno a los horrores que su hija había sufrido.

-Es lo mejor para ti, Victoria. Frederick es familia, y él se encargará de ti si yo no estoy.

Victoria sintió las lágrimas brotar de sus ojos, una mezcla de rabia ydesesperación.

-¡No sabes lo que dices! -gritó, su voz quebrándose-. ¡Él me hizo cosas horribles cuando era niña! ¡No puedes entregarme a él!

El silencio que siguió a sus palabras fue pesado y opresivo. George la miró con sorpresa, claramente no entendiendo la gravedad de sus declaraciones. Elizabeth, su madre, estaba en la puerta, su rostro pálido y lleno de dolor.

-¿Sabías esto? -preguntó Victoria, dirigiéndose a su madre con una mezcla de incredulidad y desesperación-. ¡¿Lo sabías y no hiciste nada?!

Elizabeth bajó la cabeza, las lágrimas rodando por sus mejillas.

-Lo siento tanto, Victoria-susurró-. No sabía qué hacer. Tenía miedo.

Victoria, incapaz de soportar más, salió corriendo del despacho, sus lágrimas fluyendo libremente. Atravesó la casa y llegó al patio, sintiendo que el aire le faltaba. Su corazón latía desbocado y la visión se le nublaba. Estaba teniendo un ataque de pánico.

De pronto, apareció Michael. Al verla en ese estado, corrió hacia ella y la abrazó, tratando de calmarla.

-Victoria, tranquila. Estoy aquí. Respira
hondo-dijo suavemente, acariciando su espalda.

Ella se aferró a él, sollozando incontrolablemente. Michael, sintiendo la intensidad de su dolor, la sostuvo con fuerza, hablando en voz baja y calmada.

-Mira a mis ojos, Victoria. Respira conmigo. Inhala, exhala. Todo estará bien.

Lentamente, Victoria comenzó a calmarse, sus sollozos convirtiéndose en suaves gemidos. Michael la guió hacia un banco en el patio y se sentaron, él sin soltarla, ella aún temblando ligeramente.

-Mi padre ha firmado mi custodia a mi tío Frederick si algo le pasa -dijo Victoria entre lágrimas-. No sabes lo que eso significa para mí.

Michael la miró con preocupación, notando la profundidad de su dolor.

-¿Quién es Frederick? -preguntó, tratando de entender.

Victoria le contó sobre los intentos de abuso y el miedo que Frederick le inspiraba. Michael escuchó en silencio, su corazón rompiéndose por el sufrimiento de su amiga.

-No permitiré que eso suceda -dijo finalmente, su voz llena de determinación -. No estás sola en esto, Victoria. Encontraremos una solución.

Victoria lo miró, sus ojos llenos de gratitud.

-Gracias, Michael. No sé qué haría sin ti.

Michael sonrió suavemente, aún sosteniéndola en sus brazos.

-Siempre estaré aquí para ti. Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa.

Sentados en el patio, bajo el cielo que comenzaba a oscurecerse, Victoria y Michael se encontraron nuevamente fortalecidos por su amistad. A pesar de los desafíos y el dolor, sabían que podían
podemos enfrentar cualquier cosa.

Sentados en el patio, bajo el cielo que comenzaba a oscurecerse, Victoria y Michael se encontraron nuevamente fortalecidos por su amistad. A pesar de los desafíos y el dolor, sabían que podían contar el uno con el otro. Y en ese momento, rodeados por la tranquilidad del jardín, comenzaron a trazar un camino hacia la esperanza y la resiliencia.

Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora