El día del funeral de Michael, la iglesia a la que él solía asistir en Alabama estaba llena. Cada banco estaba ocupado por personas que lloraban y lamentaban la pérdida. El aire estaba cargado de una tristeza palpable que se hacía más pesada con cada sollozo y susurro. Clara y los hermanos de Michael lloraban sin consuelo, sus lágrimas cayendo libremente mientras el servicio continuaba. Pero Victoria no podía llorar. Sentía como si se hubiera secado por dentro, como si todas sus emociones hubieran sido arrancadas de raíz.
Prince, el pequeño, estaba en los brazos de Emma, ajeno a la tragedia que lo rodeaba. Victoria miraba la escena con ojos vacíos, su alma sumida en la oscuridad. Todo le parecía inútil, sin sentido. Las palabras del pastor resonaban en sus oídos, pero no penetraban en su mente. Sentía que el odio y la injusticia siempre ganaban, que la bondad y el amor eran solo ilusiones frágiles destinadas a ser destruidas.
Pasaron los días, y Victoria se convirtió en una sombra de sí misma. No hablaba, no lloraba, no reía. Apenas comía y no dormía. Sus ojos, antes brillantes y llenos de vida, ahora estaban rodeados de profundas bolsas grises, y su mirada era distante, perdida en un abismo de dolor.
Los meses transcurrieron con lentitud, pero el tiempo, implacable, siguió su curso. Llegó el primer día de escuela de Prince. Victoria lo llevó de la mano, sintiendo una mezcla de orgullo y tristeza. Al llegar a la escuela, sonrió al ver que ya no estaba dividida en dos. Los niños de todas las razas jugaban juntos, sus risas llenando el aire con una esperanza que antes parecía imposible. El mundo había cambiado, y en ese momento, Victoria sintió una pequeña chispa de esperanza encenderse en su corazón.
Esa misma tarde, al regresar a casa, encontró un sobre en el buzón. Lo abrió con manos temblorosas y vio que era de su madre, Elizabeth. Dentro, había una carta vieja y arrugada, con una nota que decía: "Esto lo encontré bajo tu cama". Era la carta que Michael le había enviado cuando estaba castigada.
Victoria se dejó caer de rodillas, sosteniendo el viejo papel arrugado contra su pecho. Las lágrimas que habían estado retenidas durante tanto tiempo finalmente comenzaron a fluir. Lloró con una intensidad que parecía arrancar su alma de su cuerpo, aferrando la carta como si fuera su último vínculo con Michael. Cada palabra escrita en ese papel parecía cobrar vida, recordándole el amor y la esperanza que una vez compartieron.
En ese momento de dolor profundo y catarsis, Victoria comprendió que, aunque la vida había sido cruel y despiadada, también había habido amor, risas y momentos de felicidad que siempre llevaría en su corazón. Así, llorando de rodillas con el rostro enterrado en la carta de Michael, Victoria encontró un cierre, una forma de seguir adelante. No sería fácil, pero por Prince, por el amor que alguna vez tuvo, y por el futuro que había vislumbrado en la escuela de su hijo, sabía que debía intentarlo.
Y así concluyó la historia de Victoria y Michael, una historia de amor, lucha y esperanza en medio de un mundo en constante cambio.
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Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)
FanfictionEn la majestuosa mansión de los Thompson en Alabama, durante los años 50, la joven Victoria Thompson vive una vida de lujos y restricciones. Su padre, George Thompson, es un supremacista blanco. Un día, Victoria se encuentra accidentalmente con Mich...