epílogo

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Victoria sostenía a Prince en su regazo, cantando suavemente mientras Michael manejaba el auto prestado por Jermaine. El pequeño Prince, con sus grandes ojos oscuros brillando, intentaba imitar los sonidos de su madre y su padre, emitiendo gritos adorables que hacían reír a ambos.

- ¿Escuchaste eso? - rió Victoria.
- Sí, creo que tenemos un futuro cantante en el auto - respondió Michael, sonriendo.

Al llegar a la mansión de Alabama, donde Victoria había crecido, Elizabeth los recibió en la puerta, su rostro iluminado por una sonrisa genuina.

- ¡Miren a este precioso bebé! - exclamó Elizabeth, extendiendo los brazos para recibir a su nieto.
- Mamá, él es Prince - dijo Victoria, entregándole al pequeño con cuidado.

Durante el almuerzo, Elizabeth no dejaba de mirarlos con orgullo. Hablaban de sus vidas actuales, de los pequeños y grandes momentos que habían vivido desde la última vez que estuvieron juntos.

- ¿Y cómo te va en el trabajo, Michael? - preguntó Elizabeth mientras servía el postre.
- Muy bien, señora Elizabeth. Ha sido un desafío, pero estoy aprendiendo mucho - respondió Michael, siempre respetuoso.
- Estoy tan feliz de verlos a todos juntos y felices - dijo Elizabeth, su voz cargada de emoción.

Al atardecer, Victoria y Michael llevaron a Prince debajo del viejo roble, donde solían reunirse cuando eran jóvenes. El pequeño Prince se entretenía con las hojas secas del suelo, riendo con cada crujido bajo sus manos.

- ¿Recuerdas la primera vez que te vi bailar aquí? - comenzó Victoria, una sonrisa juguetona en sus labios.
- ¿Cómo podría olvidarlo? - Michael rió - Estaba tan nervioso.
- Pensé que eras incluso mejor que Elvis - dijo Victoria, mirándolo con admiración.
- ¿De verdad? - Michael levantó una ceja, sonriendo - Yo estaba aterrado, pero verte tan tranquila me ayudó a calmarme.

Victoria se apoyó en el hombro de Michael, sus ojos mirando el cielo teñido de naranja por el atardecer.

- Prince es nuestra prueba, ¿no? - dijo Victoria en voz baja.
- Sí - respondió Michael, acariciando su cabello - Nuestra creación, nuestra lucha y nuestro amor.

Elizabeth, observando a lo lejos, recordó las muchas veces que los había visto en esa misma posición, fingiendo no haberlos visto para no interrumpir sus momentos. Ahora, las cosas habían cambiado, y podía disfrutar de verlos juntos sin preocuparse.

- No deseo que las cosas sean diferentes - susurró Victoria.
- Yo tampoco - dijo Michael, apretándola suavemente contra él - Solo quiero que sigan así.

Y así, bajo el viejo roble, con Prince jugando a sus pies y el cielo como testigo, se cerró un capítulo precioso de sus vidas. La historia de lucha, amor y esperanza terminaba, no con un deseo de cambio, sino con una paz profunda y la satisfacción de haber llegado hasta allí juntos.

Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora