19: Encuentro Nocturno

16 1 0
                                    

El regreso a casa con Nichola fue incómodo. Victoria estaba sumida en sus pensamientos, su mente llena de imágenes de Michael y el doloroso recordatorio de la reja que los separaba en el baile.

—Victoria, ¿te gustaría salir conmigo alguna vez? —preguntó Nichola, rompiendo el silencio.

Victoria apenas lo escuchó, pero respondió por inercia.

—Tal vez... No lo sé, Nichola.

Nichola continuó hablando, aparentemente ignorando su falta de interés.

—Admiro mucho a tu padre, George. Es un gran hombre, un verdadero ejemplo a seguir. ¿No crees? —Su intento de conversación sonaba torpe y forzado.

—Sí, supongo —respondió Victoria distraídamente, sin apartar la mirada de la ventana.

Nichola se aclaró la garganta, intentando sonar más seguro.

—Y tú... bueno, eres increíblemente sensual.

Victoria se estremeció ligeramente ante el comentario, sintiendo una mezcla de incomodidad y disgusto.

—Gracias... supongo —dijo, sin saber cómo responder.

Nichola parecía no darse cuenta de lo incómoda que se sentía y continuó hablando.

—Estaba pensando que podríamos ir a la feria este fin de semana. Hay un nuevo espectáculo de magia que dicen que es increíble. ¿Te gustaría?

—Lo pensaré —respondió Victoria, tratando de sonar más interesada de lo que realmente estaba.

De repente, a lo lejos, vio una figura familiar caminando sola en la acera. Su corazón dio un vuelco.

—¡Nichola, por favor, déjame bajar aquí! —exclamó, señalando hacia Michael.

Nichola frunció el ceño, claramente confundido.

—¿Aquí? Pero no estamos ni cerca de tu casa.

—Por favor, Nichola, es importante.

Después de unos momentos de insistencia, Nichola finalmente accedió y detuvo el auto. Victoria abrió la puerta rápidamente y salió, sintiendo una mezcla de alivio y urgencia. Nichola se quedó mirándola, sorprendido y algo molesto, mientras ella corría hacia Michael.

Michael, por instinto y experiencia, se giró rápidamente al oír el auto y los pasos apresurados. Pero su expresión se suavizó al ver a Victoria corriendo hacia él.

—Victoria... —susurró, una sonrisa amplia apareciendo en su rostro.

Ella llegó hasta él y, sin dudarlo, se lanzó a sus brazos. Michael la alzó por los aires, girándola ligeramente. Se besaron con ganas, un beso lleno de pasión y desesperación. Llevaban días sin besarse y la ausencia había sido insoportable.

—Te extrañé tanto —murmuró Victoria, separándose solo un poco para mirarlo a los ojos.

—Yo también, Victoria. Cada segundo sin ti es un tormento.

Victoria suspiró y apoyó su frente contra la de él, disfrutando del momento.

—¿Qué hacías caminando solo por aquí? —preguntó, curiosa.

Michael la dejó con suavidad en el suelo y tomó su mano.

—Iba de camino a un bar que conozco bien. Mi padre trabajaba allí antes de que... bueno, ya sabes. Me he hecho de algunas amistades en ese lugar.

Victoria lo miró, sorprendida y curiosa.

—¿Me llevas? —preguntó, con un destello de emoción en sus ojos.

Michael dudó por un momento, pero luego asintió.

—Claro, pero prométeme que serás discreta. No es el lugar más seguro para nosotros.

Victoria asintió con firmeza.

—Lo prometo. Solo quiero estar contigo.

Comenzaron a caminar juntos, el silencio de la noche envolviéndolos. Las estrellas brillaban en el cielo, creando una atmósfera casi mágica.

—¿Cómo ha sido tu castigo? —preguntó Michael, rompiendo el silencio.

Victoria hizo una mueca.

—Terrible. Pasé todo el día pensando en ti. Ni siquiera podía concentrarme en mis estudios.

Michael sonrió y apretó suavemente su mano.

—Yo también pensaba en ti. Cada momento que no estamos juntos parece eterno.

—Recibí tu carta —dijo Victoria, recordando el papel doblado que había encontrado bajo su puerta—. Fue lo único que me hizo sonreír en días.

Michael sonrió con timidez.

—Quería que supieras que siempre estoy pensando en ti. Y que eres mi princesa.

Victoria se detuvo y lo miró a los ojos.

—Eres tan dulce, Michael. No sé qué haría sin ti.

Michael la abrazó, sintiendo el calor de su cuerpo contra el suyo.

—No tienes que saberlo. Porque no pienso dejarte.

Continuaron caminando, disfrutando de la compañía mutua y del silencio de la noche. Llegaron al bar, un lugar modesto y algo oscuro, pero lleno de vida. La música y las risas se escuchaban desde el exterior.

—Es aquí —dijo Michael, señalando la entrada.

Victoria miró el lugar con curiosidad y un poco de nerviosismo.

—Parece interesante.

—Es un buen lugar. Conozco a algunas personas increíbles aquí.

Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora