Victoria estaba en la habitación cambiando a Prince, quien reía felizmente mientras ella le ponía un pañal limpio. Los rayos de sol entraban suavemente por la ventana, iluminando la escena con una cálida luz. De repente, la puerta se abrió de golpe y Clara entró con el rostro lleno de preocupación.
-Victoria, tenemos que hablar-dijo Clara, con la voz temblorosa.
Victoria levantó la mirada, sintiendo una punzada de miedo en su pecho.
-¿Qué pasó, Clara?
-Recibí una llamada. Dicen que Michael está en la cárcel. Lo acusaron de ser sospechoso de un crimen.
Victoria sintió como si el suelo se desvaneciera bajo sus pies. Terminó rápidamente de cambiar a Prince y lo dejó
en los brazos de Clara.-Clara, cuida de Prince. Tengo que ir a verlo. No puede ser cierto. Esto es un error.
Clara asintió, tratando de mantenerse firme mientras tomaba a Prince. Victoria salió de la casa apresuradamente, su mente una maraña de pensamientos caóticos. Mientras tanto, en la cárcel, Michael observaba cómo sus compañeros de trabajo eran llamados uno por uno. Cada vez que alguien salía, no regresaba, lo que lo llenaba de esperanza de que quizás estaban siendo liberados.
Finalmente, un oficial lo llamó.
-Jackson, es tu turno.
Michael se levantó, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza. Mientras lo conducían a la oficina principal, su mente estaba llena de pensamientos sobre Victoria y Prince.
Cuando Victoria llegó a la estación de policía, su corazón latía con fuerza en su pecho. Entró rápidamente y se acercó al primer oficial que vio, pero se detuvo en seco al ver a Nichola sentado en un escritorio. El corazón le dio un vuelco al reconocerlo.
-Nichola, necesito ver a Michael. Me dijeron que está aquí -dijo Victoria, tratando de mantener la calma.
Nichola levantó la vista, su expresión cambiando a una de falso pesar.
-Victoria... -empezó, pero ella lo interrumpió.
-¿Dónde está? Necesito verlo ahora mismo -insistió ella, su voz quebrándose.
-Victoria, lo siento, pero hubo un incidente... -Nichola comenzó a decir, levantándose lentamente de su escritorio.
-¡No me digas tonterías! -gritó Victoria-. ¡Quiero ver a Michael!
Nichola suspiró profundamente, mostrando una falsa tristeza en su rostro.
-Victoria, Michael murió. Se metió en una pelea con otros reclusos y... fue apuñalado. Falleció hace unos minutos.
Victoria sintió como si un rayo la hubiera atravesado. Se tambaleó hacia atrás y cayó al suelo, sin importarle que sus rodillas se rasparan contra el duro piso. El dolor en su pecho era insoportable. Comenzó a llorar horriblemente, temblando y golpeando el suelo con sus puños, arrancándose el cabello en su desesperación.
Los oficiales alrededor observaban la escena, conmocionados pero sin saber qué hacer. Nichola intentó acercarse para consolarla, pero Victoria se levantó de un salto y le dio una fuerte bofetada.
-¡Esto es tu culpa! ¡Estoy segura de que tú lo hiciste! -le gritó con toda la fuerza que le quedaba.
Nichola retrocedió, tocándose la mejilla donde la había golpeado. Los otros oficiales seguían inmóviles, sin atreverse a intervenir. Victoria continuó llorando y gritando, su dolor y rabia llenando la estación de policía con una tristeza abrumadora.
La visión se nublaba con cada sollozo, y sus gritos desgarradores resonaban en la sala. Sus dedos estaban ensangrentados de golpear el suelo, y sus piernas temblaban tanto que apenas podía mantenerse en pie. Sentía que la vida se le escapaba, que cada grito y llanto la debilitaban más.
Nichola intentó una vez más acercarse, esta vez con las manos en alto, en un intento de mostrar que no tenía malas intenciones.
-Victoria, por favor... entiende... -empezó, pero ella no lo dejó terminar.
-¡No! ¡No te acerques a mí! -gritó ella, con los ojos llenos de odio y dolor-. ¡Tú lo mataste! ¡Tú... tú hiciste esto! ¡Siempre quisiste separarnos y ahora... ahora lo lograste!
Un oficial más joven se acercó a Nichola y le susurró algo al oído. Nichola asintió y el joven oficial salió rápidamente de la sala. Nichola se quedó mirando a Victoria, quien seguía llorando y temblando en el suelo.
-Victoria... -empezó nuevamente Nichola, su voz casi un susurro-. Yo... no quería que esto pasara.
Victoria lo miró con los ojos llenos de lágrimas y rabia. Se puso de pie lentamente, tambaleándose.
-Vete al infierno, Nichola -dijo con una voz cargada de dolor y veneno-. Tú eres el demonio. Y espero que ardas en el infierno por esto.
Nichola bajó la cabeza, incapaz de sostener la mirada de Victoria. Ella salió de la estación de policía, su cuerpo sacudido por los sollozos. Afuera, el mundo parecía continuar sin ella, indiferente a su sufrimiento. Los coches pasaban, las personas caminaban por las aceras, y el sol brillaba en el cielo como si nada hubiera cambiado.
Victoria se sentía sola, devastada, perdida en un dolor que nunca había imaginado.
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Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)
FanfictionEn la majestuosa mansión de los Thompson en Alabama, durante los años 50, la joven Victoria Thompson vive una vida de lujos y restricciones. Su padre, George Thompson, es un supremacista blanco. Un día, Victoria se encuentra accidentalmente con Mich...