30: Una Conversación Nocturna

11 1 0
                                    

Victoria se había quedado dormida en el sofá junto a la chimenea de la casa de los Jackson, con un libro en el regazo. Estaba descalza y llevaba un vestido blanco de tul, que contrastaba con el cálido resplandor del fuego. De repente, sintió que alguien la movía ligeramente. Despertó con la expectativa de ver a Michael, pero en su lugar, encontró a Jermaine, el hermano mayor de Michael, sonriéndole.

– Buenas noches, Victoria –saludó Jermaine con una sonrisa.

– Buenas noches, Jermaine –respondió ella, devolviéndole la sonrisa.

– Michael fue a hacer las compras –explicó Jermaine–. Quise despertarte para que lo acompañaras, pero te veías tan serena durmiendo que no quise molestarte.

Victoria se sintió un poco mal por no haber estado allí para acompañar a Michael, pero agradeció el gesto de Jermaine.

– ¿Te gustaría una taza de té? –preguntó Jermaine, señalando la cocina.

– Claro, me encantaría –respondió Victoria.

Ambos se dirigieron a la cocina, donde Jermaine puso a hervir agua para el té. Se sentaron a la mesa, disfrutando del aroma del té caliente y de la compañía mutua.

– Estoy muy orgulloso de mi hermano menor –dijo Jermaine, rompiendo el silencio–. Ha conquistado a una chica tan decidida como tú. Es admirable ver lo fuertes que son el uno para el otro.

Victoria, que no estaba acostumbrada a recibir atención decente de un varón, se sintió bien de escuchar aquellas palabras.

– Gracias, Jermaine. Michael es una persona increíble. Me hace sentir muy afortunada –dijo ella, sonriendo tímidamente.

Jermaine la miró con una sonrisa traviesa y decidió cambiar el tono de la conversación.

– ¿Sabes, Victoria? Michael solía ser muy torpe con las chicas. Nunca pensé que pudiera conquistar a alguien como tú. Supongo que incluso un reloj roto acierta dos veces al día –bromeó, haciendo que Victoria soltara una carcajada.

– ¿En serio? –preguntó ella, divertida–. No lo imaginaba.

– Oh, sí. Una vez intentó impresionar a una chica bailando, pero tropezó y terminó con la cara en un pastel de cumpleaños –continuó Jermaine, riéndose al recordar la escena–. Aunque, supongo que con esos movimientos, al menos hizo feliz a alguien más.

Victoria no podía contener la risa, imaginando a Michael en esa situación.

– Pero hablando en serio –dijo Jermaine, volviéndose un poco más serio–. Estoy muy feliz de que ambos se hayan encontrado. Se necesitan el uno al otro, y es hermoso ver cómo se apoyan.

– Gracias, Jermaine. Significa mucho para mí escuchar eso –respondió Victoria, conmovida por sus palabras.

Jermaine la miró con una expresión picara y agregó:

– Sólo recuerda, si alguna vez decides que Michael es demasiado aburrido para ti, yo estoy aquí, dispuesto a sacarte a bailar y no tropezar con ningún pastel.

Victoria rió a carcajadas, agradecida por la ligera distracción en medio de todas las dificultades que estaban enfrentando.

– Y si alguna vez Michael decide meterse a chef, por favor, no dejes que prepare el postre. Aún tengo pesadillas con aquel pastel –añadió Jermaine, sacando otra carcajada de Victoria.

Justo en ese momento, se oyó la puerta abrirse y Michael entró con las bolsas de compras.

– ¿Qué me perdí? –preguntó Michael, notando las risas y la atmósfera relajada.

– Nada importante –respondió Victoria, sonriendo–. Sólo Jermaine contándome algunas historias embarazosas tuyas.

Michael frunció el ceño en broma y miró a su hermano.

– Jermaine, ¿qué le has estado diciendo?

– Nada que no pueda saber, hermanito –respondió Jermaine, riéndose–. Sólo dándole una probadita de lo que le espera al estar con un Jackson.

Michael sonrió y sacudió la cabeza, dirigiéndose a Victoria.

– Espero que no te haya asustado demasiado.

– Para nada –respondió Victoria, levantándose para ayudar con las bolsas–. Me ha hecho reír mucho.

Michael, con una expresión divertida, se acercó a Victoria y, tomando su mandíbula con suavidad, la besó pícaramente, marcando su territorio. Jermaine sorbió su té, negando con la cabeza.

– Mientras tú estés por aquí, yo no te la robaré –bromeó Jermaine–. Aunque, quizás debería deshacerme de tí. –Rió, haciendo que Victoria y Michael se unieran a la risa.

Jermaine siguió bromeando sobre ello, contando historias y haciendo comentarios jocosos, llenando la cocina de risas y alegría. La pareja se sentía más unida que nunca, agradecida por el apoyo y el amor de la familia Jackson.

Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora