46: Intimidad en la Noche (+18)

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Victoria llegó a casa del trabajo agotada. Su camisa del trabajo le quedaba más apretada ahora que estaba amamantando, y se sentía incómoda con el calor de la noche. Soltó un suspiro de alivio al cerrar la puerta tras ella y se dejó caer en el sofá.

Michael, que estaba en la cocina preparando una taza de té, levantó la vista al oírla entrar y no pudo evitar mirarla con admiración. Victoria había cambiado mucho desde que habían tenido a Prince, y a él le parecía que se veía más hermosa que nunca.

-Hola, preciosa -dijo Michael, acercándose a ella con una sonrisa.

-Hola, amor -respondió Victoria, sonriendo cansada mientras se quitaba los zapatos-. Estoy agotada.

-Lo imagino. Pero, ¿sabes qué? Te ves increíble. Ese uniforme te queda... muy bien -dijo Michael, dejándose caer a su lado en el sofá y acariciándole el brazo.

-¿Ah, sí? -Victoria arqueó una ceja, divertida.

-Te ves increíble -respondió Michael, acercándose para besarla suavemente en el cuello.

Victoria soltó una risa suave y cerró los ojos, disfrutando del contacto de los labios de Michael en su piel.

Michael... -murmuró, aunque sin mucha convicción para detenerlo.

-¿Sabes? Ahora que Prince está dormido, podríamos tener un poco de tiempo para nosotros -dijo Michael, susurrando cerca de su oído mientras sus manos recorrían su brazo.

-Estoy tan cansada... -dijo Victoria, aunque sus palabras perdían fuerza con cada beso que Michael le daba.

-Solo un ratito... -insistió Michael, besándola ahora en la mandíbula y luego bajando a su clavícula.

Victoria lo miró a los ojos y vio el deseo y el amor que él sentía por ella. Suspiró, rindiéndose ante sus caricias y besos.

-Está bien, pero solo un ratito -dijo finalmente, sonriendo mientras dejaba que Michael la levantara del sofá.

-Prometo que valdrá la pena -dijo Michael, llevándola a la habitación.

Una vez dentro, Michael continuó besándola mientras desabrochaba su camisa, revelando su piel suave y cálida. Victoria se sintió más viva y conectada con él que nunca, olvidando por un momento el cansancio del día. Ambos se sentaron en la cama.

Victoria abrió los ojos al no sentir el tacto de Michael para darse cuenta de que estaba mirándola con deseo entre sus piernas.

-¿Michael qué estás...- pero las palabras quedaron en proyecto cuando sintió la lengua de michael lamer su feminidad.

Su lengua recorría cada rincón como si estuviera sediento de ella, los ojos de Victoria estaban blancos de placer con los dedos enredados en los rizos chocolate de Michael que cosquilleaban sus muslos.

Victoria preguntó de pronto:

-¿Dónde aprendiste a hacer esto?.

Michael con dificultad respondió:

-Jermaine me dijo que estabas estresada y que si no lo hacía yo, lo haría él.

Victorias rió bajo.

Michael se levantó, besó los labios de su amada a quién aún le temblaban las piernas, despacio fue empujándola para que se acostara.

Se tomó un momento para admirarla, pensó enseguida que se veía preciosa. Ya encima de ella, en un hábil movimiento se hundió dentro suyo, ambos cuerpos sobreestimulados vibraron.

Michael comenzó a moverse dentro de ella, en un vaivén lento, mientras besaba el cuello de Victoria, de pronto el ritmo fue subiendo.

-No tienes idea cuánto extrañaba esto.-gimió y mordió su cuello.

Victoria no tenía idea de que mosquito le había picado a su novio, estaba más salvaje que nunca, más necesitado.
Aquella le pidió a Michael que se detuviera y cambiaron de lugar, aquel no podía creer la diosa que lo poseía ahora.

Aquella posición dejaba en evidencia la pequeña cintura, las caderas y pechos ahora más grandes de Victoria que a todos volvía locos.
Comenzó a moverse deliciosamente, los ojos de Michael rodaban embriagado de placer, tomando en sus manos los pechos de Victoria amasandolos suavemente.
El ritmo subió y los movimientos se convirtieron en saltos rápidos.

Michael estaba hipnotizado viendo los pechos de Victoria saltando arriba y abajo, de pronto y sin aviso se vino dentro de ella.
Abrazándola mientras dejaba salir un gruñido profundo.

Victoria acariciaba sus rizos con cariño.

-Dios bendiga a Jermaine.-susurró divertida.

-Iugh, no lo nombres ahora.-rieron-Te amo. -dijo Michael, mirándola a los ojos.

-Y yo a ti, Michael -respondió ella, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

Se fundieron en un abrazo apasionado, dejando que el mundo exterior se desvaneciera mientras se entregaban el uno al otro. El amor y la conexión que sentían era palpable, y en ese momento, nada más importaba.


Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora