48: Justicia Doblada

6 1 0
                                    

Michael había conseguido trabajo en un bar hacía unos meses. Era un establecimiento modesto, pero tenía una atmósfera acogedora y, en su mayoría, el personal estaba compuesto por personas de color. El trabajo era duro, pero Michael disfrutaba de la camaradería con sus compañeros.

Esa noche, después de un turno agotador, Michael y sus compañeros de trabajo se despidieron del bar y comenzaron a caminar juntos por la calle mal iluminada. La conversación era ligera, repleta de bromas y risas. Marcus, uno de sus compañeros, había contado una anécdota especialmente divertida sobre un cliente habitual, y todos estaban riendo cuando las luces rojas y azules parpadearon detrás de ellos.

-Alto ahí, no se muevan -gritó una voz autoritaria. Los hombres se detuvieron en seco, la risa muriendo en sus labios.

Un grupo de policías se acercó rápidamente, rodeándolos con manos en sus armas. El líder del grupo, un oficial alto y de aspecto severo, se adelantó.

-Hay un reporte de un crimen en esta área. Todos serán detenidos preventivamente hasta que verifiquemos la situación -dijo sin un atisbo de amabilidad.

Michael sintió una oleada de temor. Pensó en Victoria y el pequeño Prince. Esto no era bueno.

-No hemos hecho nada, solo salimos del trabajo -dijo Michael, tratando de mantener la calma.

El oficial no respondió. En cambio, ordenó a sus hombres que esposaran a todos. Michael levantó las manos en señal de rendición, pero su corazón latía con fuerza en su pecho.

-Esto es ridículo -se quejó mientras el oficial le ponía las esposas con un tirón brusco. Pero sus palabras murieron en su garganta cuando vio a Marcus resistirse.

-No voy a dejar que me pongan las esposas por algo que no hice -gritó Marcus, su voz llena de indignación.

Antes de que pudiera hacer algo más, otro policía se acercó y comenzó a golpear a Marcus violentamente. Los puñetazos y las patadas llovieron sobre él mientras los otros hombres, esposados y aterrorizados, observaban impotentes.

Michael sintió un nudo en el estómago. Sabía que debía comportarse, por Victoria y por Prince. No podía arriesgarse a ser golpeado también, no podía ser arrestado, no podía dejar a su familia.

-Tranquilo, Marcus -dijo con la voz quebrada-. Tranquilo, por favor.

Marcus no escuchaba, o no podía escuchar. La brutalidad continuó hasta que finalmente, Marcus quedó tendido en el suelo, sangrando y apenas consciente. El oficial alto se acercó a Michael, con una mirada fría y despectiva.

-Más les vale aprender a obedecer la ley dijo, sin un ápice de empatía.

Los hombres fueron llevados a la estación de policía y luego a celdas comunes. Michael mantuvo la cabeza baja, su mente corriendo con pensamientos de su familia. Las horas en la celda fueron una tortura. Las imágenes de Marcus siendo golpeado una y otra vez se repetían en su mente, y los murmullos y sonidos de otros reclusos solo aumentaban su ansiedad.

Sentado en el banco frío de la celda, Michael vio cómo Marcus era llevado a una celda aparte, todavía inconsciente. La preocupación por su amigo se mezclaba con el miedo por su propia situación.

-Ey, ¿cómo te llamas? -preguntó un recluso desde el otro lado de la celda, intentando iniciar una conversación para pasar el tiempo.

-¿Por qué estás aquí, Michael? -insistió el recluso.

-Estábamos saliendo del trabajo y nos detuvieron -dijo Michael, tratando de no mostrar su frustración.

-Bienvenido al sistema -respondió el recluso con una risa amarga.

Las horas pasaban lentamente. Michael pensaba en Victoria, cómo le explicaría esta situación. Sabía que ella estaría preocupada por no saber de él.

Cuando finalmente un oficial apareció y abrió la puerta de la celda, Michael sintió una leve esperanza. Sin embargo, el oficial solo miró a los hombres detenidos con una expresión indiferente.

-Llamaremos a sus familias para informarles que están aquí. No se hagan ilusiones, estarán aquí un buen rato hasta que se resuelva todo de cerrar la puerta de la celda nuevamente.

Michael se recostó contra la pared, su mente llena de preocupaciones. Su familia necesitaba saber que estaba bien, pero sabía que el camino para salir de esa situación no sería fácil.

Tu mundo y mi mundo (MJ fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora