Secretos

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Taehyung dejó el área de las caballerizas y se adentró hasta los patios de armas. Namjoon le vio acercarse con paso rápido y rostro adusto. Llevaba en las manos la daga que le había regalado su padre el día que cumplió la mayoría de edad; la blandía con fuerza haciendo que las gotas de sangre que manchaban su hoja, cayeran a tierra.  

Namjoon se puso de pie para recibirlo cuando lo tuvo cerca. Los soldados que se encontraban jugando dados a su lado también lo hicieron, sumando a sus respetos una reverencia cortés.

Taehyung los despidió con un gesto de mano, y la banca que estaba frente a Namjoon quedó vacía para él.

Se sentó.

—¿Lo mataste? —Namjoon se sentó también y siguió echando los dados sobre la mesa que tenía frente a él. Preguntó aquello sin levantar siquiera la vista.

Taehyung guardó silencio viendo el movimiento de los dados. Se entretuvo un rato mientras uno de los lados se decidía a caer. Cuando el numero dos quedó boca arriba, finalmente respondió.

—Era necesario. Si no lo hubiese hecho yo, lo habría hecho nuestro padre a su regreso. A pesar de todo era un ser noble, merecía morir por una mano noble.

Namjoon asintió, estando de acuerdo. Sin embargo, algo en todo aquello no estaba bien.

Algo no encajaba.

—¿Cómo crees que lo tome Jimin? —inquirió instantes después recogiendo sus dados y guardándoselos en los bolsillos. Taehyung solo se encogió de hombros.

—No lo sé —respondió finalmente. —No creo que bien. A pesar de todo, nuestro hermano le guardaba un gran aprecio desde niño.

—¿Cómo pudo hacer algo así? —Namjoon preguntó eso más para sí que para Taehyung. Estaban consternados, no podían creer lo que había sucedido, especialmente el principe. No podía creer que su día feliz se hubiese estropeado de aquella forma. ¡No era justo! Al parecer ambos pensaban lo mismo, ya que los dos guardaron silencio por un rato. Namjoon sacó unas hojas de tabaco del interior de su abrigo y las comenzó a mascar. Pasó unas a Taehyung, pero este solo se dedicó a juguetear con ellas entre los dedos.

—Yo tampoco lo comprendo —dijo luego de un rato. —Yo tampoco lo comprendo.

En aquel momento un soldado cruzó ante ellos por un lado de la mesa,  y saludando con una reverencia preguntó:
—¿Qué haremos con el cadáver, alteza? ¿Dónde lo pondremos?

—Sácalo rápido antes de que Jimin se percate de la situación —respondió Taehyung con la vista baja. Se llevó las manos al rostro. Repentinamente se sentía muy cansado. —Y lava esto —agregó entregándole la daga.

El soldado tomó el arma y se inclinó levemente antes de partir. Taehyung suspiró acostándose por completo sobre la banca. Tanto él como Namjoon se habían quedado anonadados.

Tras su regreso de Joseon, con su preciado rehén a bordo, se habían encontrado con la noticia de que Jimin, durante su paseo matutino, había caído estrepitosamente de su caballo y se había herido seriamente. Ambos hermanos se habían apresurado en ir a verle, incluso Taehyung se olvidó por algunos instantes de su querido “Tesoro” para velar por la salud de su hermano.

Pero Jimin no se había dejado ver de nadie. Gritó como un loco cubriéndose con los gruesos edredones de su cama cuando sus hermanos hicieron el intento de traspasar el umbral de su recamara. Luego de eso, Taehyung se había entrevistado con el jefe de la guardia de Jimin, pero este solo le había dicho lo mismo que decían todos: que el príncipe había caído de su corcel. Finalmente, no les quedó más remedio que aceptar esa versión, pero en el fondo, ambos presentían que algo más había ocurrido aquella tarde en ausencia de ellos, en especial Namjoon, que conocía muy bien a Jimin y sabía que era un experto jinete.

El tesoro de SiKje (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora